Hace unos días nos dejó Otero Baena, "el fino pintor de Bueu", como lo definió Julio Sigüenza, en 1953, en la crítica a su exposición en la sala Velázquez de Vigo.

Comenzó a pintar de niño en Bueu, donde nació en 1925. En 1945 participó en la muestra de la Obra Sindical de Artesanía y en la Exposición Provincial de Arte de Educación y Descanso, siendo seleccionado para la Nacional. Tres años después inauguraba su primera muestra individual y desde 1949 trabajó en la sucursal de Bueu de la Caja de Ahorros de Pontevedra. Todo ello sin abandonar la pintura que se pudo ver de nuevo en 1951 en la sala pontevedresa de Educación y Descanso y en 1952 en la sala Velázquez de Vigo.

Ese año Ramón Peña, crítico y dibujante, lo animó a solicitar a la Diputación de Pontevedra una pensión para estudiar en la Escuela de San Fernando, en Madrid, que consigue a la vez que Paisa y Xoán Piñeiro. La beca exigía que demostrasen los progresos alcanzados en una exposición conjunta en la que también se aspiraba a la renovación de la ayuda, que José Otero no solicita porque la Caja de Ahorros no le renovó la excedencia para continuar en Madrid. Sin embargo no renunció a exponer, junto al resto de pensionados del curso 1952-53, unos paisajes que destacaron por la búsqueda del expresionismo a través de la intensidad de la luz y el color.

La fuerza del color era la razón de ser de su pintura. "Me obsesiona el color", declaró en 1953 a un periodista en su exposición de la Sala Velázquez de Vigo, porque a pesar del contratiempo que había surgido en su formación artística, no abandonó los pinceles mostrando su obra en Vigo, Vilagarcía, Pontevedra, Santiago y Coruña.

En sus numerosas exposiciones proliferan los paisajes, especialmente el mar. El color adquiría cada vez mayor protagonismo, utilizaba con valentía el amarillo para interpretar la luz, transformando el cielo en una explosión de dorados y el bullicio del colorido se intensificó al sustituir el pincel por la espátula.

En 1971 es nombrado alcalde y abandona la pintura, que retoma en 1989 cuando se jubila. Expone en dos ocasiones y en 2005 forma parte de la exposición "Los pensionados de la Diputación de Pontevedra" (1940-1969), en el Museo de Pontevedra. Fue trabajando en la fase de documentación previa a esa muestra cuando lo conocí. Era un hombre amable y cariñoso al que le seguía emocionado la pintura traduciendo, con el color, la belleza presente en el paisaje.

*Conservadora del Museo de Pontevedra