Hubo un tiempo en el que la vieira era una de las principales señas de identidad de la flota de Bueu y de su lonja. Las imágenes de los cestos en el suelo con el molusco para su venta aún están frescas en la memoria de muchos vecinos y marineros de la localidad. Los cambios en la normativa europea y la persistencia de la toxina ASP o amnésica convirtieron aquellas vivencias en poco menos que un mito. Hubo que esperar casi 20 años, hasta finales de 2014, para que la vieira regresase a la lonja buenense. La toxina volvió a frustrar la campaña de 2015/16, pero ayer por fin un grupo de siete barcos de la ría de Pontevedra volvió a echar el "rastro" al mar para capturar este apreciado molusco. La primera jornada de trabajo deja un buen sabor de boca y buenas perspectivas. Nadie tuvo problemas para completar cupos asignados y la mayoría estaban de vuelta a puerto antes del mediodía. Una muy buena señal.

Este año participarán en la campaña un total de nueve barcos, aunque el primer día fueron siete los que salieron al mar: "Playa de Covelo", "Nuevo Celita", "Zapateiro", "Marcos II", "Ferreiro", "Nuevo Atrevido" y "Rocío del Mar", que fue el último en llegar a puerto. Todas embarcaciones con base en los puertos de Bueu, Aldán o Raxó. La lonja de Bueu opera de nuevo como centro logístico, donde debe descargarse y pesarse toda la mercancía. El comprador es la empresa Porto Cambados, vinculada a la cofradía cambadesa, y que cuenta con una planta de eviscerado para extraer el hepatopáncreas, que es la parte del marisco donde se concentra la toxina.

El acuerdo suscrito con la Cofradía de Bueu establece que cada día asumirá una producción de hasta 1.000 kilos, con un tamaño mínimo de 11,5 centímetros por cada unidad y un precio de 4 euros el kilo de vieira.

Armadores y marineros reconocían ayer que no tuvieron excesivos problemas para completar las cuotas asignadas, que ayer eran de 140 kilos por barco. Una situación bien diferente al inicio de la campaña de 2014, cuando fue casi imposible alcanzar los topes máximos autorizados, que doblaban los actuales. El mal tiempo y temporal de los últimos días no ayudó precisamente a los marineros en su trabajo. "El mal tiempo dejó los fondos muy ovalados o abalados. Eso hacía difícil trabajar con el rastro, que saltaba constantemente", explicaba en la lonja de Bueu Darío Campos Loira. Él es el armador del "Zapateiro", en el que trabaja junto a su hijo, y es uno de los veteranos de la vieira de Bueu. Aprendió el oficio de su padre y vivió los mejores tiempos de la vieira de Bueu. Por eso ve con cierto optimismo e ilusión la reapertura de esta especie.

Las particularidades que envuelven a la vieira obligan a que se extremen las medidas de precaución y de vigilancia para garantizar que el producto que llega al consumidor cumple con todas las garantías sanitarias. Al llegar al puerto de Bueu hay dos inspectores del cuerpo de veterinarios de la Consellería do Mar, que se encargan de supervisar el proceso de descarga, pesaje y anotan las capturas de cada barco. A continuación la vieira se carga en "capachos" -ayer fueron hasta 35-, cada uno identificado con la etiqueta de su barco, en un camión que la traslada a la planta de Porto Cambados. Las puertas de carga del vehículo son precintadas por los inspectores de la Consellería do Mar antes de abandonar Bueu y no se desprecinta hasta su llegada a Cambados, donde están esperando otros inspectores del departamento autonómico para verificar las capturas.