El sistema de trabajo varía sustancialmente durante estos días en los que se acude a estas zonas tan especiales. En lugar de que cada percebeiro coja su cuota y luego la venda individualmente se trabaja bajo el sistema que los profesionales llaman "todos para todos". Esto significa que no hay distinciones en la subasta y que las ventas se reparten a partes iguales al finalizar. "Ayer [por el miércoles] tocamos a más de 500 euros por cabeza", contaba uno de los percebeiros. Un excepcional aguinaldo navideño que luego debe servir para soportar los largos meses en los que las ganancias no se acercan, ni de lejos, a esas cifras.
Ni siquiera es posible acudir siempre que se desea a estas zonas. El mal tiempo y el mar ya se encargan de una especie de veda natural. En las navidades de 2015 fue imposible ir a trabajar allí y los percebeiros tuvieron que conformarse con acudir un día en febrero. "El percebe era incluso mejor que el de alguno de estos días y se pagó a apenas 70 euros el kilo", cuentan. Es la abismal diferencia entre la Navidad y el resto del año.
Los más veteranos del sector abogan porque este sistema de "todos para todos" debería utilizarse más. "Es bueno para nosotros y para el propio recurso. Cuando vamos así no hay tanta competencia entre nosotros, se cuida más cómo se extrae el percebe y eso es bueno para todo el sector", explican.
Los percebeiros cangueses cuentan con un sistema de vigilancia constante para evitar que los furtivos puedan limpiar sus zonas de producción. En los últimos días esa supervisión se intensificó aún más, con equipos en el mar y en tierra, para cuidar de un recurso que este año les permitirá disfrutar de unas buenas navidades.
