"Hice lo que pude porque no soy ningún genio, soy un trabajador". Con humildad, pero también con visible satisfacción, se expresó ayer el artista José Solla en la inauguración de su macroescultura "Inés-Palmira", que luce ya en la Praza Massó en lo que desde el Concello se augura será un claro referente cultural y turístico del municipio en los próximos tiempos. Solla estuvo ampliamente arropado en un acto al que respetaron las inclemencias meteorológicas y en el que la representación institucional corrió a cargo de la presidenta de la Diputación, Carmela Silva, así como del alcalde de Bueu, Félix Juncal, pero en el que no faltaron la práctica totalidad de la corporación buenense, la diputada de Emprego, Montse Magallanes, o la exdiputada provincial Begoña Estévez, además de unos dos centenares de personas, entre los que se encontraban artistas o el director del Museo de Pontevedra, Carlos Valle.

Los sones de la Alborada de Lanzada, a cargo de la Banda de Gaitas Manxadoira, calmaron los cielos y mitigaron una lluvia que comenzaba a hacer acto de presencia, como se encargó de señalar el diputado provincial y edil buenense Xosé Leal. Él fue el encargado de abrir el capítulo de discursos antes de dar paso a un José Solla que ofreció algunas pinceladas para explicar una obra de gran formato con medio millar de grabados distribuidos en dos piezas cada una de ellas de cinco metros de largo y tres de alto, y en la que se reflejan diferentes aspectos de la vida. "Algunos pueden pensar que la temática es atrevida, pero para mí es todo lo contrario. Hay tanta pureza como si fuera el retablo de una catedral o una capilla", manifestó, antes de añadir que "es un canto a la vida, al amor y a la naturaleza". Habló asimismo de que su diseño, ejecutado materialmente por la Escola de Canteiros de la Diputación de Pontevedra, contenía "un mensaje político, de libertad. Yo documento el momento que me toca vivir".

El regidor buenense, Félix Juncal, significó que a través de "Inés-Palmira" los visitantes "poderán coñecer de preto unha obra que simboliza moitos momentos da vida no Morrazo, con tenrura e o achegamento dun home que viviu moito tempo na nosa vila e a carón dos nosos costumes", y pidió a los vecinos que "a disfruten" pero también que "a coiden". Carmela Silva, por su parte, ahondó en la idea de que la escultura representaba la vida en O Morrazo, "pero tamén a de Vigo e Galicia", y destacó que transmitiese dos conceptos como la libertad y el humor inteligente. Sin embargo, donde realmente hizo hincapié la presidenta de la Diputación fue en el hecho de que la escultura "ocupe un espazo público, que é de todos, e é importantísimo que a arte estea nas rúas, nos parques, e que todos a poidamos disfrutar". Manxadoira dio paso con su Muiñeira de Ons al descubrimiento de las placas, las oficiales a cargo de los representantes políticos, y la del título de la obra a cargo del propio autor, lo que sirvió para dar paso a la interpretación del himno gallego y al punto y final del acto. Hubo, no obstante, un tercer tiempo. Ése que convirtió a Solla en el hombre más buscado para retratarse con él y en el que móviles y cámaras funcionaron a pleno rendimiento. Nadie quiso perder la oportunidad de sacar una instantánea de una escultura llamada a ser todo un emblema de Bueu.