La patrona se muda del Eirado do Sinal a la calle Real
Cangas abre hoy su Semana Santa con la procesión del traslado de la Virgen de los Dolores de una casa particular a la ex colegiata
Cangas
La ex colegiata de Cangas rezumaba aroma a Semana Santa, entre el ajetreo de las pruebas del nuevo manto de la Virgen de la Soledad, la llegada de los representantes de la Coral Ureka de Vigo, que querían ver el coro y mostrar el repertorio al presidente de la Coordinadora de Cofradías de Semana Santa, Manuel Gil. Había que saber si se podía cantar o no el Gloria, materia sobre la que se abrió un interesante debate. Alguien aclaró que la misa era solemne y con Gloria, porque el Viernes de los Dolores aún no es día de luto.
Tras las pruebas oportunas, las camareras María Acuña Refojos, María Giráldez Villar y Siria Rodal Graña regresaron por las estrechas calles del casco vello de Cangas a la casa de la primera, dispuestas a terminar de vestir a la Virgen de Los Dolores que será trasladada hoy en procesión el Eirado do Sinal hasta la ex colegiata de Cangas. Otras camareras: José Chapela Seijo, Teresa González Villar y María Teresa Suárez Rodal, por distintas razones, no pudieron estar en el ritual de ayer de preparar a la Virgen de Los Dolores para el traslado. Excepto una, las demás están o son viudas de hombres del mar.
Maruja Acuña no desvela su edad. Recuerda que hace veinte años que en su casa se guarda la Virgen de Los Dolores. Recuerda que la Virgen se guardaba en el salón de actos del Concello de Cangas antes de que llegara la República. Cuando se instauró esta forma de gobierno en España, la imagen fue trasladada a la casa de la familia Sequeiros, que pertenecía a la Hermandad de Los Dolores. Más tarde, esa casa se vendió y fue el vicepresidente de la hermandad Eduardo Gallego el que se hizo cargo de su custodia, cuando era presidente Valentín Bernárdez. Fue éste cuando al morir Eduardo Gallego pidió a María Acuña que acogiera a la patrona de Cangas en su casa, hará ahora unos veinte años.
Aunque el modelo no cambia, siempre hay ajuste que hacer. Las camareras calculan que tardan dos horas en vestir a la madre de Jesús. Sale a la calle con un vestido de terciopelo grana y oro y una mantilla de chantillí que le regalaron. Son meticulosas hasta el extremo. Nunca nada está bien del todo, que si la manga, que si el faldón un poco largo; después el manto: ahora más arriba, ahora más abajo.
María Giráldez comenta que empezó de camarera cuando tenía 17 años (ninguna de las tres desvela su edad: "un caballero no insiste", dicen). Sus padres pertenecían a la Cofradía de la Misericordia, cuando era obligatorio que lo fueran un matrimonio del Eirado do Sinal y otro del Eirado do Costal.
Sira Rodal Graña lleva 15 años en el oficio de camarera. Nada más entrar en la casa de María Acuña, mientras las demás atendían otras labores, ella ya estaba colocando alfileres sobre el vestido de la Virgen de Los Dolores. Nos invita a marcharlo cuando tiene que despojar a la imagen para darle una vuelta al vestido.
Para ellas, hoy es un día muy grande. La patrona aparecerá por primera vez por las calles de Cangas y tienen que ir espléndida, radiante. Ellas son las responsables.
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