Una caravana de vehículos militares del Grupo Logístico VII de la Brilat de Pontevedra llegaba a primera hora de la mañana de ayer al polígono de Castiñeiras. No se trataba de una maniobra al uso, sino del traslado de un paciente un tanto especial: un cañón idéntico a los que había en la antigua batería militar de Cabo Udra y que procede de Cotobade. La pieza quedó depositada en una parcela propiedad de Nodosa y allí deberá ser restaurada en los próximos meses para que vuelva a lucir sus mejores galas antes de ser instalada en Udra.

Lo que hoy es el aula de naturaleza de Cabo Udra en su día fue una batería militar que junto a Silleiro, Monteferro y O Grove formaba parte del cinturón defensivo de las Rías Baixas. Estos enclaves estratégicos contaron durante la Guerra Civil entre su artillería con cañones Munaiz-Argüelles, de fabricación totalmente española y del que solo se realizaron 68 unidades. El que ayer se trasladó a Bueu estaba en Monteferro y años más tarde el Ejército lo donó al Concello de Cotobade en recuerdo de la leyenda del cañón "de pau" de la Guerra de la Independencia contra los franceses. La plaza en la que emplazaba en el municipio pontevedrés fue remodelada hace tiempo y la pieza de artillería se quedó sin sitio, permaneciendo olvidada en un depósito municipal.

Por mediación de la Asociación Defensa y Memoria del Patrimonio Histórico-Militar Abandonado (DMPHMA) el cañón fue cedido a Bueu con el fin de que sea restaurado y pueda ser un complemento que recuerde el pasado militar de Cabo Udra. A pesar del paso del tiempo y del evidente deterioro externo del cañón su estado general de conservación es bueno. El conjunto está formado por la cureña o base, que pesa unas 7 toneladas, y por el tubo, con un peso de unas 6,3 toneladas. Lo único que falta es la coraza o escudo, que fue sustraído aprovechando su estado de abandono. "Ahora lo importante era salvar la pieza y poder conservarla. Por eso estamos muy agradecidos a la Brilat y a Nodosa por dejarnos este terreno", afirman desde la DMPHMA.