Natural de Aldán, Valeriano Martínez es, ante todo, un hombre de plena confianza del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Los dos antes mencionados y el alcalde de A Coruña, Carlos Negreira, pertenecen a esa primera promoción que alcanzó puestos de nivel A en la Administración autonómica. Sus amigos insisten que su nueva condición de conselleiro se debe a la confianza que Feijóo tiene en él. Porque Valeriano Martínez no es un hombre al que le gusten los primeros planos. Ayer aseguraba uno de sus íntimos que a él siempre le gustaba más estar en la sala de máquinas. No es un hombre al que le emocionen en exceso los cargos, pero que es amigo de sus amigos y procura no defraudarlos.

El nuevo conselleiro de Facenda nació en 1961 y es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Santiago de Compostela. Se libró de la mili por exceso de cupo y aprovechó esa oportunidad que le brindó el destino para presentarse a las oposiciones al grupo A de la Xunta de Galicia, que aprobó a la primera, junto a Carlos Negreira y Alberto Núñez Feijóo. Estudió en la Universidad Laboral de Cheste, en Valencia, y sus amigos siempre lo tuvieron por un buen estudiante, pero poco dado a la presunción. Aprendió la humildad del trabajo de manos de su padre, por el que conoció la emigración. Su progenitor estuvo varios años en Alemania emigrado, como mucha gente de Aldán en aquella época de los años 60. Supo de la dureza de esta enfermedad propia de los gallegos, pero nunca fue un obstáculo en su vida.

Alguien dice de él que es un hombre que pasa desapercibido, que rehuye cualquier notoriedad y protagonismo, pero que aún así supo estar con elegancia y respeto en los numerosos cargos públicos que ocupó. Fue director general de Recursos Humanos del Sergas, director general de Transporte y Auditor del Consello de Contas. Ahora mismo ocupaba un cargo estrechamente ligado con su amigo Feijóo, como secretario xeral de Presidencia.

Ser de Aldán marca. Por mucho que Valeriano Martínez viva desde hace tiempo en Bueu, de donde es su mujer. Es cierto que no viaja con tanta asiduidad como quisiera a su pueblo natal, pero siempre que puede hace una escapada para ver a sus padres, que aún mantienen casa abierta en la aldea de Piñeiro, al lado de A do Barbeiro, taberna típica de pueblo en la que Valeriano Martínez tiene jugado alguna partida en sus tiempos mozos, en alguna ocasión con el alcalde de Cangas, José Enrique, que también es de Aldán y que de joven también frecuentaba este local. Por cierto, que Feijóo llamó ayer por la tarde al regidor local para comunicarle el nombramiento, que según Sotelo no le cogió por sorpresa. Aquí se vuelve a repetir la letanía de hombre de entera confianza de Alberto Núñez Feijóo, como lo es el conselleiro de Industria, Francisco Conde.

Los fines de semana está siempre en Bueu, localidad que suele frecuentar también Feijóo y en la que se les ve, a menudo, juntos. Al nuevo conselleiro se le puede localizar fácilmente en el bar restaurante Nordés, propiedad del hermano de un cuñado suyo, donde apura una chiquita y conversa de lo cotidiano con dueño y clientes. Le gusta el fútbol y su camiseta es la celeste, la del Celta de Vigo, equipo al que está entregado, pero con esa moderación que se exige una persona que no quiere destacar.

Alguno de sus más íntimos le "reprocha" que todavía no haya cambiado su vehículo. Mantiene ese viejo Audi con bastante más de 10 años de antigüedad que se resiste a cambiar. Y hay quien le pide, por favor, que "deixe de fumar", ¡Pero "sempre andas co pitillo na man". La ley que impide fumar en lugares públicos le obligó a reducir la consumición de cigarrillos, pero aún así mantiene un alto nivel de nicotina en el cuerpo y acostumbra a bromear con los métodos para dejar de fumar.

Pero tiene otras aficiones que dejan sorprendidos a sus allegados. Es un manitas con la madera. La envidia de cualquier carpintero que se precie. No hace mucho que le regalaron "unha chalana" destrozada y que él está reparando con la paciencia de los artesanos, la misma que dicen que aplica en la política. "Fai calquera cousa coa madeira, pero sobre todo reproducións de embarcacións", asegura uno de sus íntimos.

Sus amigos dicen que es hombre de pocas palabras, que no se extiende mucho, pero lo que dice va a misa, "e cando fala, fala con coñecemento de causa".