Día de luto y trabajo en Conservas Alonso

La plantilla de Bueu recibió en el "bocadillo" la noticia de la muerte del empresario Alonso Jaúdenes - La fábrica funcionó con normalidad

Un trabajador sale, ayer, de la planta Conservas Alonso en el polígono de Castiñeiras, en Bueu.  //G.N.

Un trabajador sale, ayer, de la planta Conservas Alonso en el polígono de Castiñeiras, en Bueu. //G.N.

BUEU

Algunas de las trabajadoras de la planta de Conservas Alonso, en el polígono de Bueu, sí hablaban con normalidad del fin de la etapa que marca el fallecimiento del empresario y propietario Guillermo Alonso Jáudenes; otras no, salían de las instalaciones apresuradas para coger sus coches, tras sonar la sirena que marcó a las tres de la tarde el final de la jornada laboral. La dirección de la empresa, en manos de la quinta generación de la saga conservera de los Alonso, quería intimidad y eso hizo que no se alterara el funcionamiento normal en esta planta en donde hasta las once de la mañana no llegó la confirmación del fallecimiento de quien estuvo desde 1977 llevando las riendas de la firma que explota la conocida marca Palacio de Oriente. "Nos cogió a todos por sorpresa", asegura una trabajadora que reconoce que desconocían que estuviera enfermo grave como para tan fatal desenlace. Esta trabajadora, que lleva 44 años trabajando en la conservera, asegura que le tenía "gran aprecio", y añade que era una "gran persona que con el paso de los años fue haciéndose más humano todavía".

A pesar de los problemas de los últimos dos años, con el incendio de la planta en agosto de 2012 y el posterior Expediente de Regulación de Empleo (ERE), que llevó a la reducción de la plantilla en cinco personas, y a una huelga de varias semanas en la planta de Bueu, tenían muy buen concepto del empresario a quien se la atribuye la modernización de esta firma y que hoy en día pueda colgar el cartel de que es la conservera en activo más antigua de Galicia. Conservas Alonso tiene plantas en Bueu y en Celeiro. La fábrica de Bueu la había abierto la segunda generación del patriarca, en 1922, que adquirió la antigua fábrica de salazón de Pescadoira, cerrada después en 1992 para su traslado al polígono industrial de Castiñeiras, en Bueu también, dentro de un proceso de modernización.

Muchas de las trabajadoras de esta empresa pueden presumir de llevar más de treinta o cuarenta años en la conservera y, aunque mirando atrás, por la gran pérdida, también no podían dejar de mirar hacia el futuro. Las riendas de la fábrica ya las lleva desde hace tiempo uno de los hijos del fallecido Iván Alonso. "Hay que quedarse y luchar por la empresa", aseguraba amablemente otra trabajadora al rematar la jornada laboral y que también mostraba la sorpresa por el fallecimiento.

El alcalde de Cangas, José Enrique Sotelo, mostraba ayer sus condolencisa a la familia, que se harán formales, según señala, el lunes desde el Concello. José Enrique Sotelo, recuerda que había estado con el empresario el padado día 2, en el Club Financiero, en la entrega de las Medallas de Anfaco, y aunque le vio algo decaído, no se podía imaginar este desenlace.

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