El primer susto de esta índole, aunque de mucha menor cuantía, para las familias que entregaron sus viviendas al banco a cambio de liquidar la hipoteca lo recibieron con la llamada plusvalía municipal (impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos urbanos). Se calcula a partir del valor catastral del suelo considerando una revalorización anual automática. En Moaña se enfrentaban al pago al Concello de entre 40 y 800 euros según los casos. Sin embargo, las administraciones locales en O Morrazo comprendieron que estas familias no tenían recursos para afrontar este impuesto. "Aunque no se contemplaba la exención de la tasa, lo cierto es que los Ayuntamientos la asumieron directamente para que los afectados no tuviesen que pagarla", indican desde la PAH.