El Campamento Urbano de Vigo atracó ayer en la estación marítima de Cangas a las 11.00 horas con una marea amarilla de más de 150 voluntarios, a quienes les tocó guiar a alrededor de 300 niños por los arenales de Rodeira y Areamilla. Su objetivo era la búsqueda del dios Poseidón, ya que la ambientación de este año tiene como temática Europa, y el día de ayer fue dedicado a Grecia y su mitología.

Una vez encontrado el dios de los mares y tempestades, éste, en agradecimiento, decidió dispersar las nubes y que los aventureros de 8 a 12 años pudieran gozar de un estupendo baño en el arenal de Rodeira, mientras que los mayores, de 13 a 15 años, lo hicieron en la playa de Areamilla. Los niños disfrutaron de una gran mañana de baño y playa, sin salir del círculo que forman los monitores en el mar para evitar que los jóvenes bañistas se vayan muy lejos.

A la hora de comer, los voluntarios, ataviados con sus visibles chalecos amarillos, los llevaron a la Alameda Nueva, donde estos campistas de asfalto desenfundaron sus fiambreras y bocadillos gozando de una agradable comida sentados en el césped del parque, compartiendo lo que traían con los demás niños y los monitores.

Por la tarde, hacia las 16.00 horas, tuvieron una sobremesa de canciones amenizada por el director Jorge Medal y la animadora Paloma Robles, quienes, con su megáfono, hicieron que estos cientos de jóvenes cantaran la canciones "más míticas y típicas del Campamento Urbano" junto con el himno oficial del mismo.

Después de este postre tan musical, todos se dirigieron a la Alameda Vieja en donde tuvieron una tarde de juegos como el paracaídas, la cuerda, el escondite o el brilé, entre otras animaciones que se le ocurrían a los monitores que hacían más amena la espera del barco. A las 17.00 horas el buque de la naviera Mar de Ons los recogió a todos y los retornó a Vigo donde remataron esta jornada de aventuras.

Según afirma el director, Jorge Medal, el Campamento Urbano de Vigo lo lleva organizando el concello en colaboración con la Asociación Juvenil Abertal durante 25 años de manera ininterrumpida. Un cuarto de siglo llenando el tiempo libre de los más jóvenes que pasan sus vacaciones en el asfalto de la ciudad.