Invitación a vivir la Semana Santa en la iglesia y en la calle

El pregón del franciscano Miguel Ángel Barreiro abrió ayer el programa en Cangas

Los asistentes a la ceremonia atienden al pregón de Miguel Ángel Barreiro, ayer.  // Gonzalo Núñez

Los asistentes a la ceremonia atienden al pregón de Miguel Ángel Barreiro, ayer. // Gonzalo Núñez

G.M.P. - CANGAS

"Para comprender el verdadero sentido de la Semana Santa es necesario vivirla". Con ese invitación a las celebraciones en la iglesia y en la calle concluyó ayer el pregón Miguel Ángel Barreiro Otero, padre franciscano del convento de Erbón, en A Coruña, que tomó la palabra tras la misa solemne cantada por la Coral Polifónica Queixumes do Hío. La conveniencia de transmitir los valores heredados, de hacer el bien y vencer al mal, de "ser generosos y ayudarnos en estos días de trabajo para que todo sea mejor" estuvieron entre sus llamamientos a los congregados, entre los que se encontraba el alcalde, José Enrique Sotelo, y varios concejales del gobierno y de la oposición, entre ellos los portavoces del BNG y del PSOE, así como representantes de las distintas cofradías religiosas.

Con un tono poético, evocando a autores como Gerardo Diego y algunos pasajes de sus vivencias de infancia en la Semana Santa canguesa, como la celebración de Ramos, el pregón de Miguel Ángel Barreiro se prolongó durante tres cuartos de hora y fue muy aplaudido. "Hermosa narración", agradeció el cura párroco, Jesús Barreiro, que le pidió dejar el original en los archivos de la excolegiata. Luego, la concejala de Turismo, Berta Pérez, le entregó la insignia de Cangas, y Manuel Gil, presidente de la Coordinadora de Cofradías, una placa conmemorativa.

Invitación a vivir la Semana Santa en la iglesia y en la calle

Invitación a vivir la Semana Santa en la iglesia y en la calle

El 9 de marzo se retoman los actos con la Novena a San José, y el 13 se traslada la imagen de Los Dolores a e excolegiata, dando comienzo al Septenario. Las procesiones comenzarán el 19, con San José, y finalizarán diez días después, Viernes Santo, con el Silencio. Hasta entonces queda un mes intenso en celebraciones religiosas.

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