La Virgen del Carmen salió pese a la pertinaz borrasca que se empeñó en atravesar la ría de Vigo justo cuando salían las procesiones de los marineros para honrar a su patrona. La de Moaña fue una procesión de paraguas y banderas rojas y gualdas que lucían en los balcones de O_Con, donde se dieron vítores a la Virgen, y también al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, que fue el invitado de honor de esta procesión en la que no se dejó ver la oposición. Y hubo que esperar por él, ya que llegó con 15 minutos de retraso a la puerta de la iglesia del Carmen, un poco despeinado y con el color del verano. Alberto Núñez Feijóo aseguró que se encontraba en Moaña porque había sido invitado por el alcalde y porque Moaña iba a ser dentro de poco su lugar de residencia, además de destacar los magníficos resultados electorales que José Fervenza cosechó.

Con el retraso pertinente salió la procesión rumbo al muelle de A Mosqueira sin saber si el tiempo iba a permitir que la imagen surcara los mares. Cuando la procesión doblaba la esquina de Fonte Can, desde lo alto de los edificios lanzaron pétalos de flores. Era un anticipo de esa lluvia fina que iba a empapar hasta los huesos a todos y que solo se soportaba gracias al fervor de los hombres y mujeres del mar.

La imagen paró frente a la Cofradía de Pescadores. Allí se entonó malamente la Salve Marinera, al son de la Banda de Música de Arcade. Ya no era la lluvía y el frío los que ponían "a pel de pita" era también el sentimiento con el que se entona en voz baja esta oración. Los rudos hombres del mar son débiles ante la Salve. Su interpretación hace tragar saliva a algunos y, con disimulo, frotar los ojos a otros. Son instantes para el recuerdo de los que se fueron, para dar gracias, para mirar al cielo, ese que ayer estaba encapotado y se había encaprichado en fastidiar el festejo. Alberto Núñez Feijóo miraba y admiraba a toda esa gente que se agolpaba alrededor de la imagen. También él se sintió, por un momento, parte de esta fiesta, en vez de un convidado especial. Tras la Salve se encaró el tramo final hasta llegar al muelle. La lluvia ya empezaba a ser demasiado molesta. De repente, a las niñas que iban vestidas de Primera Comunión el traje les pesaba más y sus cuidados peinados empezaban a desmoronarse. Los paraguas llegaron demasiado tarde.

Al llegar al muelle de A Mosqueira, la embarcación encargada de transportar la imagen por la Ría de Vigo esperaba engalanada. Allí se "apeó" Feijóo de la procesión, que tomaba rumbo al mar. No es fácil embarcar la imagen de la Virgen del Carmen, así que cuando por fin se logra los marineros rompen en aplausos, las sirenas empiezan a sonar y las luces de los barcos a ponerse intermitentes. Parece una escena de "Encuentros en la Tercera Fase". La procesión marítima visitó el puerto de Domaio, donde hubo fuegos, y el de Latón, donde se repitieron, para después hacer parada en Meira y realizar la ofrenda floral frente a la plaza de abastos.