La batalla de Rande, inmortalizada en Domaio
Una estatua en recuerdo de este capítulo histórico ya luce en el lavadero de A Queixeira
Redacción - Moaña
La proliferación de estatuas que se produce en Moaña en los últimos años alcanza ahora a la parroquia de Domaio. Y es que ayer comenzó la instalación, en el entorno del lavadero de A Queixeira, de una estatua alegórica del hundimiento de barcos tras la histórica batalla de Rande. Se trata de una estructura de piedra de unos tres metros de altura en la que se aprecia un mascarón de proa con la figura de una sirena hundiéndose en el mar.
A lo largo de la jornada de hoy los trabajadores de la cuadrilla de Obras finalizarán su instalación y en un mes estará acabada toda la obra de restauración del lavadero.
“A intención é convertir a zona nunha pequena praza que poida ser empregada polos veciños”, explica el edil de Obras e Servizos, Víctor Pastoriza.
Para ejecutar estos trabajos el Concello alcanzó un acuerdo con la Asociación de Veciños “O Monte Faro” y con la Comunidade de Montes de Domaio. La administración aporta la mano de obra y los colectivos se encargan del resto de los gastos, entre ellos los materiales.
En cuanto la estatua esté instalada los operarios del concello se pasarán a cubrir con piedra el suelo del entorno. El tejado del lavadero fue encargado por la propia asociación vecinal y será instalado lo antes posible.
“O que buscamos é poñer en cada sitio un elemento que lle dea valor aos lavadoiros tradicionais e que sexan identificativos da zona”, argumenta el concejal. Así, la estatua en memoria del hundimiento de Rande se suma a oa instalada hace un año en la Fonte de Pastoriza, en Meira, con forma de mariscadora.
En cuanto los trabajadores municipales finalicen con el trabajo ene este lavadero iniciarán la construcciójn del prometido mausoleo colectivo en el cementerio de Domaio.
Por otro lado el Concello también está finalizando la restauración del lavadero de A Martinga, en la céntrica calle Ramón Cabanillas. En estos momentos la estructura está totalmente renovada y solo falta la ubicación de plantas decorativas y de bancos.
En total fueron unos dos meses de trabajo efectivo, aunque se tuvo que detener la obra durante un tiempo porque la empresa encargada de ejecutarla fue la misma que se encargó de convertir la rectoral de San Martiño en una Casa da Música.
El lavadero de A Martinga tuvo que ser levantado casi desde cero nuevamente y el coste ascendió a 49.000 euros, financiados a través del Plan Provincial de Cooperación. Los trabajos también sirvieron para reponer con piedra el suelo del entorno y para sanear la recogida de aguas. Se cambió toda la cubierta de madera y se instaló teja recubriéndola.
Protestas de comerciantes
Ayer varios comerciantes de la calle Ramón Cabanillas mostraron su malestar por el hecho de que en esta vía una parte de la iluminación pública no funciona desde noviembre. Aseguran que ya han reclamado ante el Concello y que tienen que cerrar los comercios antes de tiempo. Asimismo piden iluminación navideña en la zona.
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