Las 42 casetas de los marineros de Cangas, construidas hace dos años a modo de celdas de acero sobre el muelle pesquero, volvieron ayer a silbar con fuerza con el temporal de viento del sur que sopló a partir de mediodía. Las casetas silban y los vecinos del entorno siguen quejándose de un ruido que califican de infernal, sobre todo por las noches. El arquitecto vigués y autor del proyecto, Jesús Irisarri, diseñó la obra, en colaboración con Guadalupe Piñeira, sin incluir este ruido como un elemento de la obra, que apareció después porque el arquitecto diseñó los habitáculos con huecos entre unos y otros para que se pudiera ver entre ellos el horizonte de la ría y evitar así un frente de gran impacto visual en Cangas. Ahora dice que le quedó pena de no haber incluido este ruido como algo propio de la construcción, ya que se trata de paisajes sonoros que se están fomentando ahora en muchas obras junto al mar que vio en países como Croacia o Japón.

Asegura que allí se encontró con parques junto a la costa en donde se utiliza el movimiento de las olas para crear sonidos "y se llenan de gente. Una vez que se hace algo así, se extiende". La referencia de este tipo de paisaje sonoro en España asegura que está en la escultura de Chillida "El peine de los vientos", en el paseo de Ondarreta en San Sebastián.

"No es relevante"

Cuando las casetas de Cangas empezaron a provocar las quejas de los vecinos, Irisarri asegura que se trató la cuestión con Portos y se habló con técnicos en acústica "que vieron que no era relevante. Las casetas hacen ruido cuando sopla el viento y un temporal no es cotidiano. Nadie nos dio ninguna pista ni solución y Portos concluyó que no era contaminación acústica". Es más, dice que cuando un día sopla el viento fuerte el ruido de los aparejos de los barcos tapa al de las casetas. En su caso asegura que este sonido que provoca el viento del mar no debe ser molesto, y en su caso no lo és porque dice que ha convivido con el mismo desde niño.

Irisarri entiende que toda obra genera un ruido y así hace referencia a los edificios altos de las edificios que también lo hacen. De Cangas dice que si las casetas se hubieran construida como una gran pantalla, todas juntas, no hubieran provocado ruido, pero sí romperían la filosofía de dejar entrever el horizonte de la ría y las islas Cíes.