La empresa de arqueología subacuática Argos, de A Coruña, inició esta semana los trabajos, contratados por la Xunta, para la prospección de los fondos marinos del Faro de A Borneira, en Cangas, en donde en marzo pasado marineros que se dedican a la extracción de erizo y que forman parte del Club Galerna, de buceo, hallaron clavos y cañones de un antiguo naufragio. Cuatro buzos son los que se encargan de esta labor de prospección, que se prolongará al menos durante diez días: David Santos, David Fernández e Ignacio Crespo, socios de Argos; y Iago Abilleira, responsable de la sección de arqueología de la Federación Galega de Actividades Subacuáticas. El miércoles los buzos localizaron a 15 metros de profundidad el pecio del vapor inglés de pasaje "Valparaíso", que naufragó el 28 de febrero de 1887 frente a esta costa canguesa; y ayer por la tarde, a cinco metros de donde habían dejado la marca del anterior, hallaron el pecio del "Southerm cross", con el cargamento de barriles de cal petrificados, de ahí que entre los profesionales del buceo arqueológico se le conozca a este pecio como la montaña de cal. David Santos asegura que la visión es impresionante porque se ve una gran montaña de cal que forman los barriles. Del navío dice que queda a la vista la obra viva, es decir, lo que no se ve de un barco, como la estructura y el fondo del casco.

Estos dos primeros días de prospección ya han servido para confirmar que ambos barcos no están superpuestos, como siempre se pensó, sino separados a una distancia de unos cinco metros. El "Southerm cross", que se hundió a finales de 1909, cuando ya se había construido el faro de A Borneira, entraría este año a formar parte de la catalogación de arqueología, que es para restos de cien años de antigüedad en adelante.

El problema que se están encontrando los buzos para estudiar el área del trabajo, que abarca una superficie de unos 300 metros de largo por 100 de ancho, es la falta de visibilidad por la abundancia de algas.

El objetivo de esta prospección encargada por la Xunta -cuyas gestiones inició el anterior gobierno bipartito y confirmó el actual- es la realización de un fotomosaico de los restos, localización cartográfica mediante puntos GPS y su traslado a la cartografía de yacimientos subacuáticos de Galicia. A mayores también se encargó una prospección del bajo integral, desde Punta Balea hasta Faro Borneira.

David Santos asegura que esta costa de la ría siempre fue una zona de naufragios a lo largo de la historia, de ahí que se hubiera construido el faro, aunque incluso después de su ubicación se hundió el "Southerm cross". El arqueólogo asegura que hay referencias de hundimientos romanos en la zona, de haber encontrado ánforas, incluso en los años 80 el Club de buceo García Alén, de Vigo, localizó el pecio de una fragata francesa "Herminie". Aquel hallazgo lo puso en conocimiento de la Xunta, pero nunca se realizó nada.

Fragata Herminie

Cuando, los marineros de Cangas localizaron los restos de los cañones y de clavos de antiguos barcos, se sospechó en un primer momento que pudieran ser de esta fragata francesa, arrastrados por los fuertes temporales del invierno. De esta fragata, Iago Abilleira tiene constancia de un documento de 1762 que autoriza al empresario de origen francés, afincado en Vigo, Francisco Silvy, a rescatar 36 cañones que estaban en el fondo del mar. El documento lo recoge el libro "Naufraxios no mar de Vigo" del Instituto de Chapela (Redondela), editado en 1999. Recoge textualmente que Francisco Silvy firmó un contrato con el subdelegado de la Intendencia de la provincia de Tui para rescatar del fondo 36 cañones y depositarlos en las playas de Vigo corriendo de su cuenta el material de rescate y los buzos. A cambio recibía de la Real Hacienda 300 reales por cada cañón y 120 por cada quereña (pieza de madera que soporta el cañón). Sí que no hay constancia de lo que pasó con esos cañones, si fueron recuperados del fondo del mar o no, y en el caso de que así fuera dónde pueden estar. Abilleira manifiesta que está documentado que los que lucen en el monte Castro de Vigo proceden de los galeones hundidos en la batalla de Rande en 1702.

En cuanto al Valparaíso, David Santos asegura que se trata de un vapor británico con casco de acero que fue botado en 1873 en el astillero J. Elder & Co. siendo su armador la Pacific Steam Navigation Company. Seguía la ruta Liverpool-Valparaíso, portando dinero, mercurio, general. Tras el embarrancamiento del buque se partió a la altura del trinquete y quedó con una fuerte escora a estribor que hizo inútiles los trabajos de salvamento. En la zona se encontraron fragmentos cerámicos fabricados en Longport (Inglaterra) en los talleres de E.F. Bodley &Sons para la compañía Pacific Steam Navigation Company (la casa armadora del Valparaíso), cuyo emblema es una bandera dividida en cuatro partes, con corona real en el centros y las letras P, S, N y C en cada cuarto, y todo ello encima de un ancla. El sello de fabricación fecha las cerámicas en el primer trimestre de 1886. Por su parte, el Southerm Cross fue construido en 1892 y pertenecía a la Wincott, Cooper & Co.