Marineros que se dedican a la extracción de erizo en Cangas hallaron ayer en las rocas de Punta Borneira, entre la villa canguesa y la playa de Areamilla, cinco piezas antiguas, dos de ellas sendos clavos de unos 20 centímetros de largo, una anilla y otras dos piezas de forma rectangular, posiblemente de cobre o bronce, que pudieran proceder de la fragata francesa “Herminie”, que naufragó frente a esta costa en torno a 1762. Las piezas las encontró la tripulación de la embarcación canguesa “Tres hermanos”, propiedad de Joaquín Molanes, que a su vez es presidente del Club Galerna de actividades subacuáticas. Asegura que las descubrieron cuando trabajaban dos compañeros en tierra, y estaban en una poza entre roca y roca a unos seis metros de profundidad. También encontraron unas piedras con un extraño color verde que podrían formar parte del lastre que portaban los antiguos barcos para no escorar. Molanes asegura que en otras ocasiones encontraron restos de chapas de naufragios, pero nunca este tipo de piezas de los que nada más verlas sospecharon de su antigüedad.

Joaquín Molanes se puso en contacto con el historiador Yago Abilleira, que colabora con el club, y le enviaron las imágenes de las piezas, que fueron después trasladadas al Seprona de la Guardia Civil. Abilleira les confirmó que estos restos podrían proceder de la mencionada fragata francesa y que los temporales de los últimos meses los hubiera arrastrado a las rocas. El historiador asegura que hay alguna documentación sobre el naufragio de esta fragata y, en concreto, un documento de 1762 que autoriza a Francisco Silvy a rescatar 36 cañones de este buque siniestrado que estaban en el fondo del mar. El documento, que recoge el libro “Naufraxios no mar de Vigo”, del Instituto de Chapela (1999), dice textualmente que Francisco Silvy firma un contrato con el subdelegado de la Intendencia de la provincia de Tui para rescatar del fondo ese número de cañones del buque siniestrado para depositarlos en las playas de Vigo, corriendo de su cuenta el material de rescate y los buzos. A cambio recibía de la Real Hacienda, 300 reales por cada cañón y 120 por cada quereña (pieza de madera que soporta el cañón).

De lo que no hay constancia es qué pasó con esos cañones, si fueron rescatados del fondo o no. Abilleira asegura que los que están en O Castro en Vigo están documentados que procedían de los galeones hundidos en la batalla de Rande en 1702.

De Silvy se sabe poco, sólo consta que era de origen francés pero llevaba 25 años en la ría, que era armador, corsario y exportador de maderas, según figura en la documentación con la que trabaja Abilleira. El historiador asegura que tras Silvy, se sabe que intentó realizar algún rescate del “Herminie”, Dickinson que en 1825 halló restos de los galeones de Rande.