Los vecinos de Pescadoira ven con preocupación y cierto temor a otro de sus vecinos: el mar. Su acción está provocando socavones y hundimientos en el paseo marítimo debido al vaciado que está efectuando en el subsuelo, formado esencialmente por arena. La situación se ha agravado más en las últimas jornadas y este fin de semana se ha derrumbado parcialmente un muro de piedra. La preocupación ha llegado a tal punto que ayer mismo estuvieron en la zona técnicos de Portos de Galicia y de Costas del Estado, las dos administraciones con responsabilidades en esta franja del litoral.

Pero esto no parece calmar a los vecinos que quieren "actuaciones íntegrales y no parcheos, que sólo valen para tirar el dinero". Algunos de los afectados, como el caso de Francisco Fandiño, subraya que "lo peor no son los socavones y los agujeros que se ven sino que lo peor está en lo que no se puede ver, en el terreno que el mar ha ido horadando en el subsuelo". Para ilustrar sus temores pone dos ejemplos reveladores. "Cuando estaban realizando las excavaciones para construir el edificio situado frente al monumento a Fernando de la Rúa la empresa tuvo muchos problemas porque no hacían más que achicar agua. Al principio pensaban que era agua dulce pero era salada", relata Fandiño. Este vecino añade que en su propiedad posee "un pozo de agua dulce de seis metros de profundidad y cuando hay mareas vivas lo que sale es agua salada".

Una playa urbana

La playa de Pescadoira, hasta hace pocas décadas, llegaba hasta las inmediaciones de la actual carretera que discurre por la avenida Montero Ríos. "En aquel entonces no había problema porque el mar no llegaba casi nunca hasta arriba y si lo hacía no causaba daños porque no arrastraba la arena", recuerda otro vecino de la zona, Salvador Lorenzo, que vive en Petís.

Durante el gobierno del alcalde Manuel Freire Lino se procedió a construir el actual paseo marítimo, con balaustrada incluida. "Eso tampoco causó ningún problema ya que el mar no arrastraba el sedimento; el problema llegó con la construcción del dique del puerto, que provocó un cambio en las corrientes y que el mar arrastrase la arena", apunta Francisco Fandiño. "Da igual que se construyan las rampas con material macizo o que se hagan las cimentaciones de los muros de contención un metro mas profundas, las corrientes trabajan con fuerza por debajo y cuando encuentran un hueco vacían el terreno que hay bajo la carretera", explican los afectados. Y para ello pone dos nuevos ejemplos: "El desnivel que existe en la propia calzada es evidente y los pilares del antiguo muelle de Atilio se han hundido más en los últimos años".

Justo enfrente del último hueco que se acaba detectar está el domicilio de Purificación Rodríguez, que vive en Pescadoira "desde que nací y todavía recuerdo perfectamente cuando para ir a la playa con mis hijos lo único que tenía que hacer era cruzar la carretera". Ella no oculta que "tengo miedo, y mucho, por lo que pueda estar haciendo el mar por debajo del paseo y de la carretera" y asegura que "en casa sí que hemos sentido algunas vibraciones".

En esta zona, una parte importante de las edificaciones y de las viviendas están construidas sobre la misma arena de la antigua playa. "Es por ello que estamos preocupados porque además llevan ya casi seis años realizando chapuzas continuamente y gastando el dinero público", denuncia. Para ella "la única solución es la construcción de un espigón que permita romper de nuevo las corrientes marinas que están arrastrando la arena".

Solución rápida

Esta preocupación es la que impulsa a los vecinos del entorno de Pescadoira a solicitar a Portos de Galicia y a Costas del Estado que "aceleren la búsqueda de una solución y que le den prioridad a este asunto porque dentro de un año, cuando vuelvan las mareas vivas, estaremos de nuevo en la misma situación".