El elevado número de viaductos, sus características y numerosas estructuras erigen la construcción de la vía de alta capacidad de O Morrazo como "uno de los proyectos más complejos realizados por la Xunta hasta la fecha". Sus responsables no dudan en calificarlo de un "Piedrafita en pequeño", aunque salvan las distancias entre las dos instalaciones, cuyas estructuras llegan a duplicar a la morracense en lo que a altura se refiere . El coste total de los puentes, que constituyen más de dos kilómentros de longitud del futuro corredor morracense, asciende a 14,73 millones de euros.

La orografía del terreno aumenta la dificultad de unos trabajos que han visto "reducido al máximo" su tiempo de ejecución. De igual forma, la climatología y la ausencia de lluvias durante el invierno posibilitaron dejar en nueve meses ese plazo.

El viaducto de A Ameixoada, con 468 metros, registra la mayor longitud, seguido de los 451 de A Moura, en la parroquia de Domaio. Es precisamente en el tramo moañés, cuya apertura está prevista por la Consellería de Política Territorial para la primera quincena de octubre, en el que aparecen las construcciones más espectaculares.

La cimentación y la construcción de pilas y estribos es uno de los primeros y más esenciales pasos a dar para la erección de las estructuras. Si bien para ello es preciso la habilitación de los caminos de acceso. "Un trabajo complejo debido a las acusadas pendientes", tal y como explican desde la UTE constructora.

Ocho personas trabajaron diariamente en cada uno de los cuatro equipos encargados de acometer las tareas de encofrado trepante -consistente en la construcción progresiva de las bases- y que avanzaba cuatro metros cada día. "Un trabajo que contribuyó a la pronta ejecución, ya que en condiciones normales, únicamente serían necesarios dos equipos". En el más destacado de los casos, el viaducto que atraviesa la zona de A Fraga, los pilares llegan a alcanzar una altura de 64 metros, seguido del de A Mo, con 55. Las alturas permiten unas panorámicas excepcionales de la Ría de Vigo desde un vial preparado para soportar 14.000 vehículos diarios.

Desde Outeiro de Rei

Una vez superada la fase de construcción de pilas, el equipo procedió a la instalación de las vigas de 160 toneladas cada una. A la hora de reducir los plazos de ejecución, el empleo de elementos prefabricados juega un papel fundamental. Trasladadas desde la localidad lucense de Outeiro de Rei, las 60 vigas empleadas para la construcción de los viaductos moañeses fueron transportadas una a una bajo estrictas medidas de seguridad mediante vehículos especiales que reciben el nombre de dolly. En la mayoría de los casos, el transporte se hizo de noche y siempre bajo la supervisión de la Guardia Civil.

Los viaductos morracenses presentan en su conjunto dos técnicas diferentes en lo que a su método de instalación de vigas respecta. Mientras que los viaductos de A Ameixoada, del Río Bouzós y el enlace de Alto da Portela fueron ejecutados mediante la elevación de las piezas desde el suelo; los viaductos de A Fraga, de A Mo y de A Moura emplearon una técnica innovadora: el lanzamiento de vigas. Ésta consiste en la instalación de una estructura metálica denominada lanzador que, mediante el traslado de apoyos y su auto desplazamiento, permite la colocación de las piezas con la ayuda de puentes grúa desde las pilas. La construcción especial de un lanzador de 106 metros para el proyecto redujo el tiempo puesto que permite la realización de dos vanos semanales, mientras que la media suele ser uno por semana.

"Con un lanzador normal la obra se habría prolongado cinco meses más", explican los técnicos, que muestran su satisfacción por la consecución de un "trazado funcional con una estilizada línea estética".