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CRISIS DEL CORONAVIRUS EN GALICIA

Galicia se desquita al aire libre

El buen clima y el tiempo libre lanzan a decenas de miles de gallegos a disfrutar (con civismo) de los privilegios de la fase 1 - Buscar un restaurante para comer, la tarea más complicada

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Primer fin de semana de terraceo en Galicia durante la fase 1

Fin de semana 1 de la fase 1 de la desescalada en Galicia. Para muchos ciudadanos será la primera vez que puedan ver a sus amigos y familiares en más de dos meses. La comunidad, que lleva desde el lunes en este nuevo segmento del desconfinamiento, no había podido disfrutar como se merece de sus nuevos privilegios entre el trabajo y el mal tiempo, pero con el tiempo libre y con la meteorología favorable se esperan un sábado y un domingo con una actividad frenética. Eso sí, las autoridades ya han avisado de que estarán vigilantes ante cualquier infracción del estado de alarma.

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Desde el principio de esta semana se permiten las reuniones de hasta diez personas en terrazas o en domicilios, sin importar la franja horaria y el tiempo que dure dicho encuentro. También se ha autorizado la movilidad dentro de la misma provincia y viajar a segundas residencias. La suma de todas estas circunstancias ha impulsado a decenas de miles de gallegos a hacer su primera escapada a las terrazas o a la aldea en esta cuarentena.

Y una vez que se ha quedado con la familia o los amigos, ¿cómo proceder? Las nuevas libertades que consiguieron los gallegos al saltar a la fase 1 vienen con su letra pequeña y son muchas las dudas a la hora de reunirse. Las primeras premisas están claras: el número máximo de personas que pueden juntarse, en la mesa de una terraza o en un domicilio particular, es de diez. Además, si estas personas no comparten residencia, deben mantener una distancia de seguridad entre ellas. Por otro lado, los hosteleros deben preocuparse de limpiar y desinfectar todo lo que vayan a tocar sus clientes antes de que se sienten.

Pero la normativa oficial no lo es todo. Para que todos puedan disfrutar de estas reuniones debe imperar el civismo. Así lo reconoce César Ballesteros, presidente de la Asociación de Hoteleros y Hosteleros de Pontevedra. "Para este fin de semana se espera la apertura de muchos establecimientos. Cuando salieron las normas hubo muchas dudas, revisar los permisos, hacer el mantenimiento de las instalaciones y el tiempo tampoco acompañó, por eso muchos esperaron a este momento para esta 'inauguración' de las terrazas", explica el vigués, quien tuvo conocimiento de algunos problemas de aglomeraciones y faltas de respeto en los primeros días. Para solucionarlo, recomienda que los empresarios formen una "cola de terraza" y así evitar que los clientes estén al acecho de una mesa libre y la ocupen a todo correr: "Así se evita la picaresca por coger la silla. Se espera, como en la cola del súper, y será el camarero el encargado de sentar a las personas en las mesas. Esta práctica beneficia el control, la limpieza y la desinfección".

Entonces vuelve el terraceo y con él los refrescos, las cañas, los vinos y las copas. Lo más difícil, seguro, será encontrar un lugar para comer. Servir comida, mientras se respeten las medidas de seguridad e higiene, está permitido. Pero como solo se permite atender en terrazas, muchos restaurantes que no disponen de este espacio todavía no han podido sumarse al desconfinamiento. Y los que sí se han sumado apenas están cogiendo reservas porque no tienen capacidad o no les compensa.

"La terraza no solo significa cerveza y patatas", analiza Ballesteros, "te puedes tomar un bocata o comer como un señor". El representante de los hosteleros pontevedreses aporta alguna de las claves para las reuniones a la hora de la comida o la cena: "Si no forman una unidad familiar, deben mantener las distancias entre ellos, no se pueden compartir platos y tampoco se servirán tapas en el centro de la mesa. El uso de la cubertería y de los palillos será individual".

Otras de las dudas habituales afecta a los horarios. Las reuniones en terrazas o domicilios están permitidas en cualquier momento del día, independientemente de las franjas horarias por edades que afectan a los paseos y al deporte. Por lo tanto, aunque una pareja no pueda salir a pasear junta con sus hijos menores de edad, sí que pueden desplazarse para ir a comer o tomar algo en una terraza o acudir a la casa de un familiar o amigo. También se puede ir a los locales que abren más tarde de las 23.00 horas, como son los establecimientos de copas que dispongan de terraza.

Por último, César Ballesteros hace un llamamiento a la responsabilidad y al respeto mientras dure el proceso de desescalada. Pide que no haya peleas por ocupar las mesas libres, que se deje tiempo al personal para la desinfección y, sobre todo, que se tenga paciencia. "La gente tiene mucho aguante para ir al supermercado, pero cuando se sientan en un bar quieren ser atendidos en el primer minuto. Las terrazas están todas a tope, hay mucho público y no hay personal para las horas punta", admite.

La escapada familiar

El límite lo marcan las fronteras de la provincia de residencia de cada uno. La movilidad está permitida solo dentro de esta circunscripción y no está autorizado el paso a otra comunidad ni cruzan la frontera a Portugal. Los márgenes provinciales solo se pueden cruzar si media una razón laboral o de fuerza mayor que lo justifique.

Por lo tanto, se podrá viajar a la casa en la playa -quienes tengan la suerte de tenerla-, al pueblo o a la aldea -cuando no haya que cambiar de provincia-, o a casa de algún familiar para pasar el día y disfrutar de esa churrascada o cocido que había quedado pendiente por culpa de la cuarentena.

Para los desplazamientos se puede utilizar el transporte público, en ese caso siempre con mascarilla, o el coche privado. Pueden viajar en él hasta nueve habitantes de un mismo domicilio, si tiene ese número de plazas. En caso de no vivir en la misma casa, tendrán que llevar mascarillas y solo podrá haber dos ocupantes por cada fila de asientos.

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