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El iris fotográfico de Mary Quintero revive en libro

Xerais acaba de publicar una obra de Fernanda Padín que recoge el territorio de la primera mujer fotógrafa que expuso en España

En exteriores. // Mary Quintero

Las memorias de Mary Quintero hablan de fotografía, de amor, de guerra, de orgullo... de una vida completa que arrancó en 1931. Xerais acaba de publicar Mary Quintero. Retratista desde os 15 anos, firmado por Fernanda Padín, con un nutrido recorrido de imágenes de la homenajeada. La obra es una joya que muestra un patrimonio histórico y artístico. A través de los retratos, se conoce la evolución de una sociedad, la viguesa, pero también el reciclaje de una creadora que nunca quiso quedar atrás sino ir por delante.

Para entender el trabajo de Quintero, el libro parte de los inicios, de cómo fue arropada por un entorno familiar que tuvo excelentes pero también oscuros momentos. Cómo no, entre estos últimos, la Guerra Civil.

En el año 1936, Mary Quintero -con solo cuatro años- conoció Madrid por primera vez acompañando a su madre a un curso de técnica de retoque fotográfico en el estudio del artista Pedro Jaraba. El alzamiento militar las sorprendió allí donde quedaron separadas del resto de la famillia en Galicia, en Melide (A Coruña) ya que las dos autonomías pertenecían a bandos diferentes en la contienda.

Pasados unos meses, el padre consiguió que las reclamasen desde Marsella a través de unos conocidos. Ambas se subieron a un camión hacia el país galo. El paso por la frontera fue difícil con registro e incautación de todos sus bienes incluido. Por encima, la persona que debía recogerlas en Francia no apareció.

Su madre le confesaría años después que si no fuera por que Mary era pequeña y estaba allí con ella, seguramente se hubiera suicidado. Eran tiempos de infamia, de supervivencia, de dolor.

Finalmente, un taxista francés logró que su hermana las acogiese en casa y, desde allí, restablecieron el contacto con la familia. Un tiempo después, viajaban en tren a casa, a Galicia.

De Melide, Quintero saltó a Lugo donde expuso en el Círculo das Artes su primera muestra de fotografías en 1947. Con ella, a los 15 años,hizo historia al ser pionera entre las mujeres fotógrafas en ofrecer una muestra de su trabajo.

Esta joven fue evolucionando y tras casarse, fijó su estudio en la ciudad olívica. "A min ilusionoume moito. Visto desde aquel Lugo dos anos 50, Vigo parecíame Hollywood. Notábase que medabra a pasos axigantados. O reto consistía en instalrme profesionalmente nunha cidade onde estaban asentados fotógrafos do prestixio de Pacheco, Balín ou Ángel Llanos", explica en el libro.

En Vigo, seguiría haciendo historia profundizando en la innovación fotográfica y en el retoque donde fue una de las mejores de España. A través de su foco desde 1950 hasta ahora, captó niños en su primera comunión, novias, familias en sus hogares o en el estudio, pequeños disfrazados por el Carnaval con una escenografía creadas expresamente para ellos. Es inevitable, sonreír ante esas fotos de personajes conocidos o desconocidos de la movida viguesa de los 80, como también resulta difícil no arquear las cejas ante retratos de ilustres como Juan Oliveira, Beiras, María do Carme Kruckenberg, Xaime Quesada, Horacio Gómez o Fraga.

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