Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Levente ya no dormirá en un banco

"Compro para desinfectar pero me preocupa que solo con una moneda que pida me pueda contagiar o hacerlo yo" - Cruz Roja intensifica las visitas a los sin techo

Levente, atendido ayer en la calle por un técnico de Cruz Roja. // Iñaki Osorio

Levente Sadean, un rumano de 46 años, lleva más de una década en España y se desenvuelve con facilidad con el idioma, también con algunos giros en gallego, como el uso del diminutivo 'iño'. Tiene un carácter afable que él aprecia igualmente en los vecinos de Ourense. Sufre una discapacidad -le falta la pierna derecha a consecuencia de un accidente- y se desplaza en una silla de ruedas. Pide limosna en el puente de Ervedelo y llevaba dos semanas durmiendo en un banco del Parque de San Lázaro. Cruz Roja está intensificando la atención a los sin techo en plena crisis del coronavirus, para garantizar sus necesidades básicas de alimentación e higiene e informarlos de los recursos que existen para que no estén en la calle durante el estado de alarma. La visita de un técnico, ayer, animó a Levente. Dijo a este periódico que su propósito era ir al albergue a última hora de la tarde. Mientras dure la emergencia sanitaria, el Concello abre el centro de acogida 24 horas, cada día, y suprime el máximo de 3 días de estancia. Además ofrecerá 3 comidas al día para evitar que los usuarios se vean obligados a abandonarlo.

El domingo, según relata este hombre, una patrulla le advirtió que debía salir de la calle para cumplir con el confinamiento obligatorio. "Me avisó de que tenía que marcharme a casa, pero yo le conté mi problema, que no tengo casa y llevaba dos semanas durmiendo en el parque de San Lázaro. Uno sacó el teléfono móvil, estuvo hablando 10 minutos y se marcharon. Yo esperaba a alguien pero nadie volvió ni nadie me habló", asegura.

Durante las últimas dos semanas, Levente ha dormido en un banco del céntrico parque de San Lázaro. Antes fue buscando cobijo en distintas zonas de la ciudad. Su situación personal empeoró después de que, hace dos años perdiera una pensión no contributiva de 350 euros porque, afirma, caducó su documento de identidad. Desde entonces está sin hogar, en la calle. "No tengo ninguna paga y gracias a Dios que me ayuda la gente y me trae comida y ropa para cambiarme. La semana pasada estuve en el albergue pero pasaron 3 noches y ya no pude seguir. Hoy a las 19.30 [por este martes volveré".

"La gente de Ourense es muy tranquila, agradable y amigable, y quiere ayudarme", reitera Levente. La crisis del Covid-19 no ha terminado con la solidaridad. Él también ha extremado las medidas de precaución que requiere la emergencia sanitaria más grave de las últimas décadas. "Compro para desinfectar manos y cabeza pero me preocupa que solo con una moneda que pida me pueda contagiar o hacerlo yo. Es demasiado peligro", dice preocupado este sin techo.

El número de personas sin hogar que duerme en la calle en Ourense varía, porque muchos son itinerantes que van y vienen de la ciudad. Unas 15 o 20 personas duermen en cajeros, bajo soportales o directamente al raso, en el suelo o en bancos, como hacía Levente. Cruz Roja ha constatado una caída de las personas sin techo en la calle tras el estado de alarma. Con todo, sus técnicos seguirán vigilantes en colaboración con el Concello y las fuerzas de seguridad.

Compartir el artículo

stats