El "Resistiré" de siempre, es decir, la canción que se ha convertido en símbolo del confinamiento, pero interpretado en gallego.
El trabajo de cada curso académico, pero realizado desde el encierro domiciliario. La misma ilusión por enseñar de cada día, pero aderezada con una dosis extra de humanidad, solidaridad y humor.
Eso es lo que hacen los profesores de muchos centros educativos de la comarca. Entre ellos los del colegio Progreso, en Catoira, que no dudan en bailar y cantar al ritmo de "Resistirei".
Lo hacen para animar el confinamiento al conjunto de la comunidad educativa y de la sociedad, pero muy especialmente a sus alumnos.
Disfrazados, tocando diversos instrumentos, bailando sin parar o demostrando sus dotes para la interpretación, los maestros lanzan su mensaje de esperanza a través del canal YouTube.
Y de este modo dejan para el recuerdo imágenes que, sin duda, en algunos casos resultarán gratificantes para sus alumnos.
Los portagonistas
En el vídeo, montado por Marcos Otero, participan profesores de ESO como Yolanda, la orientadora del centro, Jesús (Historia), Lolo (Educación Plástica), María (Inglés), Laura y Pilar (Matemáticas), Raúl (Educación Física), Eva (Música), Marina (Religión), Helena (Tecnología) y Verónica (Francés).
También las profes Marta, María, Silvia y Mercedes. Y, lógicamente, los de ciclos posteriores de Primaria, como Esther y Estefanía, las maestras de primer curso; Beatriz, de segundo: Martín, profesor en cuarto y de Música; Pilar y Rosa, de quinto curso; Belén y María José, de sexto de Primaria.
No faltan en esta cita musical y solidaria con la que plantar cara al Covid-19, profesores como Almudena, de Audición y Lenguaje; Cristina, Pedagogía Terapéutica; Mar y Borja, Inglés; Fernando, de Educación Física; y Olalla, de Música.
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En un derroche de energía, imaginación y ganas de agradar, unos y otros lo dan todo en este vídeo colgado en las redes sociales por el CPI Progreso con el máximo cariño que uno pueda imaginar.
Lo hacen tanto en solitario como acompañados de sus hijos u otros familiares, con imágenes de vídeo tomadas en el salón de casa, la cocina, el estudio o el jardín.
Tampoco dudan en agarrarse a un instrumento o algo que se le parezca, ya sea una raqueta de tenis o una escoba. Y no tienen reparos en ponerse pelucas, pintarse la cara o decorar las paredes de sus domicilios.
Todo ello con el único propósito de que quienes visionen este trabajo puedan divertirse y sonreír.