Los tiempos cambian en Vigo. Con los años la Navidad ha dejado de ser una celebración familiar para convertirse en todo un evento en la ciudad. Las fiestas son religión desde que Abel Caballero decidió superarse a sí mismo fecha tras fecha con el afán de ser la envidia de Madrid, Londres o Nueva York. El propio alcalde se había dejado muy alto el listón después de los nueve millones de leds de 2018, pero este 2019 ha tirado la casa por la ventana: diez millones de leds, una noria gigante, media centena de cañones de nieve y hasta un pedazo del reino de Frozen 2Frozen 2. De norte a sur y de este a oeste la ciudad se ha engalanado este año como nunca antes lo había hecho. En palabras del propio Caballero, que se hace más viral conforme se acercan la Nochebuena y las campanadas, la Navidad en Vigo tiene "las mejores luces del mundo".
Desde que el pasado 23 de noviembre el alcalde pulsó el botón del encendido del alumbrado, Vigo muestra dos caras. Una de día y otra de noche. Porque en lo que duren estas fiestas Vigo mudará su piel como una salamandra cada vez que caiga el sol. Los adornos, las luces, las atracciones y un sinfín de pequeños detalles transforman a la urbe en la ciudad que nunca duerme, siempre llena de luz, color y ese aroma inconfundible a Navidad. Para ver esas dos versiones no hace falta cogerse el bus turístico o el tren navideño. En FARO os proponemos un recorrido a través de los puntos más emblemáticos tanto con las luces apagadas como encendidas.