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BorgWarner estudia recortar un centenar de empleos en Zamáns

La medida afectaría a uno de cada cinco puestos

Personal del centro técnico de BorgWarner en Zamáns. // José Lores

BorgWarner estudia recortar un centenar de empleos en su planta de Zamáns (Vigo) para adaptar su estructura laboral a una caída de las ventas del 30%, según indicaron fuentes sindicales. El centro de la multinacional estadounidense especializado en componentes para la reducción de gases contaminantes lleva tres años consecutivos sufriendo caídas de producción debido al declive de ventas de los vehículos diésel -en los que está especializado- y también debido al fin de vida de alguno de sus productos, por lo que fía su futuro a la captación de nuevos proyectos vinculados a los coches de gasolina y eléctricos, para lo que está trabajando en un programa de competitividad ligado a un nuevo convenio colectivo. Fuentes sindicales aseguran que el anuncio de despidos es una forma de meter presión en las negociaciones.

La medida supondría suprimir aproximadamente uno de cada cinco empleos que hay ahora en Zamáns (hay unos 500 trabajadores), lo que supondría el mayor recorte de empleo. La planta de Zamáns ha sido desde hace décadas un ejemplo de apuesta por la innovación, con un crecimiento espectacular antes de que los mercados empezasen a demonizar a los vehículos diésel tras escándalos como el Dieselgate. BorgWarner está especializado en sistemas de recirculación de gases de escape (válvulas EGR), que lo que permiten es reducir las emisiones de NOx, por lo que su aportación fue clave para que los fabricantes cumpliesen las más estrictas normativas medioambientales para el diésel, como las Euro5 y Euro6.

Pero la caída de ventas continuada de vehículos diésel desde 2018 cogió al centro vigués con el pie cambiado. La empresa, a consultas de FARO, se limitó ayer a reconocer que para este año se espera una caída de ventas del 30% y que su gran apuesta ha sido la entrada en el mercado EGR para gasolina. También explicó que están trabajando en diferentes fórmulas para ajustar la plantilla para garantizar la competitividad del centro con el volumen de producción actual y optar a nuevos proyectos, y ha abierto un periodo de consultas para negociar un ERE. Los sindicatos ven en el anuncio una maniobra para firmar un convenio que se resiste y que se venderá como palanca de competitividad.

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