Le encargaron arreglar el reloj del Instituto de Santa Irene para que esté listo para anunciar la llegada del 2019 a Vigo. Gerardo Alonso, el único relojero de la ciudad que repara modelos mecánicos antiguos, no lo dudó y aceptó la solicitud del Concello para sacar de la UCI a uno de los ejemplares de relojes de torre más hermosos de Galicia, al que esta suerte de artesano, mago y cirujano siempre le ha tenido un especial cariño. "Estaba dormido, en coma, y ahora está saliendo de la UCI", comenta sobre el reloj al lleva dedicando unas tres horas cada uno de los últimos diez días, subiendo para ello más de setenta escalones. "Estará listo para dar las campanadas este fin de año, pero necesita un arreglo más profundo", advierte.

Gerardo Alonso recibe clientela de diversas partes de España que acude a su establecimiento a arreglar todo tipo de piezas de pulsera, bolsillo, sobremesa o pared, de diferentes estilos y épocas. Minucioso, apasionado, paciente y concienzudo, a sus 69 años de edad y 53 dedicado al oficio, nunca se da por vencido y aunque ya haya echado el cierre a su negocio, se mete en su taller para tratar de resucitar el último ejemplar que ha recibido. No importa lo difícil que sea la tarea, el mago no concibe que ningún reloj se le resista y no para hasta que vuelve a oír el latido del mecanismo en forma de tic tac.