Iglesia católica

Un mes del pontificado de León XIV: "Es un Papa sin guantes de boxeo"

En su primer mes como pontífice, se ha centrado en la geopolítica y ha calmado las luchas entre progresistas y conservadores, gracias a un perfil centrista, a caballo entre Francisco y Benedicto XVI

El Papa León XIV en la Misa de inicio de su pontificado.

El Papa León XIV en la Misa de inicio de su pontificado. / Michael Kappeler/dpa

Irene Savio

Irene Savio

Roma

Al presentarse en público por primera vez, vistió la manteleta roja y la cruz pectoral dorada, al estilo de Benedicto XVI. También ha visitado Castel Gandolfo, la residencia veraniega que Francisco convirtió en un museo. Pero, a la vez, no ha parado de mencionar al difunto Papa argentino en sus discursos y homilías, y entre sus primeros nombramientos destacó el de la monja italiana Tiziana Merletti como nueva secretaria del Dicasterio (ministerio) para los Institutos de Vida Consagrada, siguiendo el camino del difunto Papa de designar a mujeres al frente de instituciones vaticanas.

A un mes de la elección de León XIV, tanto los sectores conservadores como los progresistas de la Iglesia católica se han calmado, tras observar, entre la celebración y la desconfianza, los diversos gestos del nuevo Pontífice, reflejo de ese perfil de consenso, centrista y centrado en la geopolítica que los cardenales buscaban para el nuevo jefe de la Iglesia católica. 

El mismo excardenal Robert Prevost, estadounidense pero nacionalizado también peruano, ha ido dando muestras en sus primeros días de un papado que ha empezado sin estridencias pero sí con algunas novedades. La más llamativa: la sensibilidad del nuevo Pontífice por el mundo surgido después de la caída del muro de Berlín (y no de antes, como era el caso de los anteriores papas), con sus actuales retos, entre ellos la inteligencia artificial y sus posibles (e inquietantes impactos) en los trabajadores, y las guerras de hoy.

Trabajo y conflictos

Todo lo que el nuevo Papa ha dicho hasta ahora va en esta dirección. En su primer discurso como Pontífice, repitió hasta 10 veces la palabra 'paz' y, tras ello, citó las guerras que martirizan Gaza y Ucrania. También habló de lo que supone para la humanidad el enfrentarse al avance de tecnologías que ponen en riesgo los puestos de trabajo. Hay que defender "la dignidad humana, la justicia y el trabajo", dijo en su encuentro del 10 de mayo con el colegio cardenalicio. 

Con ello, el nuevo Papa también ha dejado claro que su intención es seguir en la senda de la sinodalidad, el proceso de democratización y apertura a los laicos que empezó Francisco. Los obispos deben dar "espacios" a los sacerdotes y los sacerdotes a los fieles, dijo el 31 de mayo. "El pueblo de Dios es más numeroso de lo que vemos. No definamos sus fronteras", precisó. Y, con eso como punto de partida, también ha cosechado buenas reacciones lejos de Roma. "Vengo de una reunión del CELAM [Consejo episcopal latinoamericano] y todos los obispos coincidieron en que tenemos al segundo Papa latinoamericano de la Historia", explicaba Rodrigo Guerra, secretario de la Comisión para América Latina a este diario. 

Malabarismos

En el frente interno, también ha enviado mensajes de conciliación. El 24 de mayo, por ejemplo. En su primer discurso a los empleados de la curia romana, de la Santa Sede, del Governatorato y Vicariato de Roma, subrayó que "los papas pasan, la curia permanece". Fueron unas palabras no alineadas con Francisco, que a menudo hablaba de los "chismorreos", de los "males" y los "abusos de poder" de las corrientes del Gobierno de la Iglesia católica en Roma. "Estoy muy contento de estar con vosotros, que ofrecéis un valioso servicio a la vida de la Iglesia ayudándome a llevar adelante la misión que me ha sido confiada", repitió León XIV el 5 de junio, en su discurso a los superiores de la curia. También ha lanzado un mensaje más conservador: el matrimonio entre el hombre y la mujer es el "verdadero amor", afirmó el 1 de junio, lo que desató críticas en el mundo laico. 

Incluso en los nombramientos, Prevost ha hecho malabarismos, premiando a unos y otros. Al cardenal Robert Sarah, uno de los rostros del sector ultraconservador (antiguo enemigo de Francisco), le nombró como su enviado especial, para representarlo en misiones diplomáticas y eclesiásticas. Al filipino Luis Antonio Tagle le cedió el título de obispo titular de la Diócesis de Albano (cerca de Roma) que el mismo Prevost ocupaba, en un evidente gesto de evidente reconocimiento.

En paralelo, León incluso ha intentado reactivar, aunque sin negar su apoyo a Ucrania, el diálogo con la Iglesia ortodoxa rusa, interrumpido a causa del apoyo a la guerra de Moscú contra Kiev del patriarca ruso Cirilo. La semana pasada, agradeció "los buenos deseos recibidos al inicio [de su Pontificado por parte de Cirilo]" y pidió "una luz que ayude a buscar la paz, defender la vida y promover una auténtica libertad religiosa", comunicó en un texto del Vaticano del 4 de junio, después de la primera conversación telefónica entre el nuevo Papa y el presidente ruso, Vladímir Putin. Todo ello sin dejar de mostrarse como un Papa de carácter moderado. "Un Papa sin guantes de boxeo", como lo calificó el veterano observador y vaticanista Luis Badilla. 

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