China ha recortado las cuarentenas para los llegados del extranjero y contactos de infectados y levantado los castigos a las aerolíneas entre cuyos pasajeros se detectaron positivos. El paquete de medidas relaja la política 'cero covid' y confirma la tendencia tras unos años de dinámica adelante-atrás. No se discute la marcha hacia la normalización sino su velocidad pero será interesante medir la eficacia de una versión “light” de la política china.

Las novedades han sido desveladas tras la primera reunión del nuevo Gobierno salido del reciente Congreso del Partido. La cuarentena de los viajeros se fija en siete días en hotel y tres en casa frente a los quince y tres anteriores. Ocho días suena a eternidad para un mundo que ha olvidado ya la pandemia pero son un alivio en China: los viajeros se enfrentaban a dos y tres semanas de encierro apenas unos meses atrás. Un encierro estricto, sin más vistas que las paredes de la habitación y pagado por el particular. Los viajeros, además, sólo tendrán que aportar un resultado negativo de una prueba PCR realizada en las últimas 48 horas frente a los dos anteriores.

Regla del 5+3

La misma regla del 5+3 se aplica para los contactos cercanos de los infectados en China. Los contactos de los contactos ni siquiera serán identificados. La medida acaba con la investigación febril de las infecciones, las redadas gigantescas que sucedían a cualquier positivo y los atiborrados centros de cuarentena.  

También se ha sustituido la cuarentena hotelera de siete días por la domiciliaria para los llegados de una zona de alto riesgo. Mitigará la imposibilidad práctica de desplazarse por el país, el lamento más recurrente de los chinos sobre la 'cero covid'. Cada movimiento exige comprobar que el lugar de destino carece de casos para no afrontar un confinamiento al regresar pero eso no impide que, una vez allí, surja un brote. Subirse a un vuelo es una ruleta rusa en estos tiempos.

China tampoco castigará a las aerolíneas que traen contagiados. Si un vuelo contaba con más de cinco positivos, la compañía no sólo era obligada a regresar de vacío sino que se suspendía su actividad durante dos semanas. Esa política esta detrás de las innumerables cancelaciones que provocaban un comprensible nerviosismo en los viajeros y de los exorbitantes precios de los billetes.

Empujón a las bolsas

Las nuevas medidas han dado un súbito empujón a las bolsas chinas. Más de un 7% ha subido la hongkonesa, por un 1,7% la de Shanghai y un 2,12% la de Shenzhen. Las aerolíneas chinas y los operadores de casinos de Macao han liderado las subidas.

Será necesario el tiempo para medir el éxito de las nuevas medidas. La estrategia china se ha basado hasta ahora en pecar por exceso y no le ha ido mal así que habrá que medir cuánto se puede adelgazar la política cerocovid sin perder su eficacia. A China le esperan meses por delante de prueba-error, sin la reconfortante seguridad del férreo blindaje, y con la angustiosa certeza de que el virus devastará el precario sistema sanitario rural si campa a sus anchas.

El giro llega en un momento delicado. China lidia con casi diez mil casos diarios, ridículos en comparación con las magnitudes de Occidente, pero alarmantes aquí. Es la cifra más alta desde las vísperas del traumático encierro de Shanghái, seis meses atrás. La situación es crítica en Guangzhou, la macrourbe del sur, donde cinco de sus 19 millones de habitantes están ya confinados.