Votar para volver al pasado. En Israel, el 85% de los votos escrutados dan la victoria al bloque liderado por Binyamín Netanyahu, el primer ministro más longevo de la historia. Después de 16 meses de parón como líder de la oposición, Bibi podría volver a ocupar el cargo que dominaba durante los últimos 12 años gracias a la ayuda de la ultraderecha. Según el recuento actual, a falta de unas cuantas papeletas por analizar, el bloque religioso de derecha de Netanyahu podría conseguir entre 62 y 65 escaños, superando la cifra de 61 diputados para conseguir la mayoría en la Kneset más derechista de la historia del país.

Así, es la extrema derecha quién se erige como la clara ganadora de estos comicios. Con 15 escaños, por ahora, el partido Sionismo Religioso se convierte en la tercera fuerza en la cámara legislativa israelí. La entrada de la ultraderecha abiertamente racista, homófoba y antiárabe ha dejado a muchos israelís liberales y de izquierda asustados ante el futuro de su país. Pero no sólo dentro de Israel hay ese temor. Los socios del Estado hebreo, como Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos, ya le expresaron a Netanyahu su rechazo a las alianzas con este conservadurismo feroz.

La izquierda, al borde de la extinción

Los partidos de izquierda, al borde de la extinción, siguen pendientes de que Meretz pase el umbral electoral del 3,25% y entre en la Kneset. También las formaciones que representan a los palestinos de Israel observan con atención si Balad, el único partido que no reconoce el carácter judío de Israel, consigue los cuatro escaños mínimos. Los otros dos representantes palestinos, Raam y Hadash-Taal, ya han superado el umbral y cada uno obtendría entre cuatro y cinco diputados. Si Raam, Balad o Meretz no consiguen representación en la Kneset, aumentarán aún más las perspectivas de Netanyahu de formar una coalición, pero si los tres lo consiguen, podría obstaculizar sus posibilidades.

“Si los resultados reales reflejan las encuestas a pie de urna, estableceré un gobierno nacional que cuidará de todos los ciudadanos de Israel”, anunció Netanyahu durante la noche del martes tras conocerse los sondeos. El actual primer ministro, el centrista Yair Lapid, quiso mantener la calma y esperar a "contar hasta la última papeleta". Ante las tendencias mostradas en los sondeos, insistió en la defensa de una "política que no se base en odio ni incitación".