Estados Unidos y Rusia se disputan el liderazgo de uno de los mayores organismos tecnológicos mundiales. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el organismo de las Naciones Unidas encargado de la regulación mundial de las 'telecos', celebra este jueves en Rumanía una conferencia en la que se elegirá a su nuevo secretario general, una decisión clave para el futuro de internet que llega en plena tensión geopolítica y diplomática entre ambas potencias.

Por un lado, la candidata de Washington es Doreen Bogdan-Martin, uno de los tres presidentes de esta institución. Su victoria pondría a una mujer por primera vez al frente de la UIT y sería la primera vez que EEUU asume el liderazgo desde los años 60. Por el otro, Moscú apoya a Rashid Ismailov, ex viceministro ruso de telecomunicaciones y comunicaciones y antiguo ejecutivo de Huawei, Nokia y Ericsson.

La votación no es baladí. Cada cuatro años, los 193 países que forman la UIT se reúnen junto a empresas del sector para decidir las estrategias y prioridades que regulan las tecnologías que nos mantienen a todos conectados. Desde su fundación en 1865 este organismo internacional ha trazado políticas sobre el telégrafo, las ondas radiofónicas, las redes telefónicas e internet. Gran parte de cómo nos comunicamos hoy en día se ha decidido en estas reuniones.

Represión digital

La candidatura de Rusia levanta sospechas. Desde el nacimiento de internet en los años 70, los estándares de la red han sido diseñados para permitir un flujo libre de información. Sin embargo, países autocráticos como China, Arabia Saudí o la propia Rusia han construido durante las últimas décadas un internet propio aislado del mundo y bajo el control del gobierno para así vigilar e identificar a los ciudadanos, censurar sus opiniones y extender su yugo en el espacio digital.

¿Usaría el gobierno de Putin el liderazgo de la UIT para tratar de alterar la gobernanza de internet y hacerlo más moldeable al interés de las dictaduras? La UIT es un organismo pragmático donde se toman las decisiones por consenso y el poder del secretario general es limitado, pero las intenciones del Kremlin quedan reflejadas en su historial. En 2012, Rusia lideró una propuesta que pedía dar más poderes a los gobiernos para regular el ciberespacio y poder bloquear sitios web, una petición que apoyada por China, Arabia Saudí, Argelia, Sudán y Emiratos Árabes Unidos y que no prosperó.

Aunque el candidato de Moscú asegura que apuesta por garantizar el acceso universal a internet, el país recrudecido durante los últimos años la persecución digital de las voces disidentes. Desde la invasión de Ucrania ha prohibido plataformas como Facebook e Instagram y ha adoptado una ley que pena con 15 años de cárcel a quien contradiga la versión oficial.

En los últimos meses, EEUU y Rusia han desplegado silenciosamente toda su influencia diplomática para recabar apoyos a sus candidatos. En marzo, por ejemplo, la presidenta de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) estadounidense aprovechó su visita al Mobile World Congress de Barcelona para reforzar sus alianzas con delegaciones de países europeos, de Asia y de Latinoamérica. Aún así, los observadores apuntan a una elección ajustada. El resultado es incierto.