No es la primera vez que las fuerzas de Rusia se repliegan en Ucrania, oficialmente, según Moscú, para consolidar posiciones, según el Gobierno de KIev, prácticamente en desbandada. Ya a finales de mayo y principios de abril, Moscú tuvo que renunciar a tomar la capital, ante las cuantiosas pérdidas materiales y de hombres que acumulaba en poco más de un mes de guerra. Ahora, siete meses después del arranque de la invasión, los militares rusos vuelven a huir sorpresivamente, de un día para otro. Pero en este caso no se ha debido a la resistencia armada que han encontrado, sino a algo más inquietante parea sus fines: se han visto superados por la estrategia militar y las armas de un Ejercito sobre el papel inferior en material y efectivos. Aquí especificamos algunas de las razones.

Maniobra de distracción

Rusia, maestra de la desinformación, se ha visto ampliamente superada en este ámbito por su enemigo, y ha acabado probando un poco de su propia medicina. Durante semanas, las autoridades de Kiev habían anunciado una inminente ofensiva en el frente sur próximo a Jersón, una localidad cercana a Crimea, para amenazar a la península anexionada en 2014 y ampliar la zona de litoral con el mar Negro bajo su control. Todo ello empujó a Moscú a reforzar sus posiciones en este área y a trasladar efectivos y material de otros frentes, incluyendo Járkov, donde se han producido los principales avances ucranianos. "El anuncio de una operación de contraofensiva alejó a importantes tropas rusas de los sectores en los que las fuerzas ucranianas han llevado a cabo ataques decisivos en los últimos días", ha constatado el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), un laboratorio de ideas especializado en temas militares y radicado en Washington. El resultado de todo ello es bien visible en las azoradas declaraciones de Vitali Ganchev, al frente de la autoridad de ocupación en la región de Járkov a la misma televisión rusa reconociendo abiertamente que habían sido tomados a contrapié: "No tengo los datos, pero hablando de los hombres que ha acumulado el Ejército ucraniano, nos han superado en aproximadamente ocho veces".

Las nuevas armas enviadas por EEUU marcan la diferencia

EEUU ha venido reforzando en los últimos meses al Ejército ucraniano con los denominados HIMARS, siglas en inglés de Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad, o los misiles AGM88 HARM, acrónimo en inglés de Misil Antirradiación de Alta Veliocidad. El primer arma es capaz de alcanzar con un margen de error de un metro un objetivo situado a 80 kilómetros de distancia, lo que ha permitido a las fuerzas ucranianas destruir depósitos de municiones en la retaguardia y dificultar enormemente su abastecimiento. Cuando las tropas ucranianas han atacado, los soldados rusos apenas tenían capacidad de fuego para responder.

En el caso de los proyectiles AGM88 HARM; éstos han logrado ser acoplados a aviones ucranianos de fabricación soviética tipo MIg, permitiendo destruir sistemas de radares y antiaéreos y echando por tierra la supuesta supremacía de la aviación rusa en los cielos. Lo sucedido en los últimos días es la prueba fehaciente de que "si se cuentan con las capacidades adecuadas", la superioridad numérica del oponente en hombres y armas "deja de ser importante", ha valorado para EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, medio del grupo Prensa Ibérica al que también pertenece este diario,  Mijailo Samus, al frente del think tank ucraniano New Geopolitics Research Network.

¿Y ahora, qué?

Los éxitos militares ucranianos en el campo de batalla tienen un reverso: la posibilidad de que Rusia, superada sobre el terreno en fuerzas convencionales pero dotada de armas no convencionales como químicas o nucleares, haga empleo de las mismas. "No estamos aún allí en ese punto... y los rusos están intentando establecer una posición de mayor fortaleza", lo que incrementa "algo" la posibilidad de recurrir a ataques químicos o nucleares, ha subrayado John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional estadounidense, a la emisora LBC.

La derrota inevitablemente va a tener un efecto importante en la moral del Ejército ruso, que en ningún momento desde el inicio de la invasión ha demostrado una gran convicción en el campo de batalla, sino más bien todo lo contrario: se suceden las informaciones y los detalles sobre el deficiente estado anímico de sus tropas. En Moscú, voces pertenecientes a la denominada oposición cooptada, como el líder del Partico Comunista de la Federación Rusa (KPRF), Guenadi Ziugánovha abogado durante una sesión celebrada en la Duma Estatal, la Cámara Baja del Parlamento, una movilización general, algo que el presidente ruso ha evitado deliberadamente pues haría saltar por los aires su versión de que el conflicto no es más que una operación militar especial. "Lo que estoy diciendo es que hay una guerra en marcha, y no tenemos derecho a perderla", ha clamado el máximo dirigente del KPRF.