Fernando Andrés Sabag Montiel, el joven que apuntó contra la cabeza de Cristina Fernández de Kirchner y falló en dos ocasiones su intento de asesinato, ya no es considerado apenas un "lobo suelto", como lo definió el jefe del servicio de inteligencia, Agustín Rossi. La jueza María Eugenia Capuchetti sospecha por estas horas que el agresor no habría actuado en soledad después de analizar las imágenes de las distintas cámaras que registraron el episodio que estremeció a la Argentina, el pasado jueves. En virtud de esa presunción, la magistrada impuso el secreto de sumario en la causa. Pero antes de que eso ocurriera, Brenda Uliarte, la pareja de Sabag Montiel, ha sido detenida.

Sin embargo, Capuchetti enfrenta desde este domingo un escollo tan impensado como controvertido. La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) le comunico que el teléfono del atacante fue reseteado y es muy posible que se pierdan pruebas claves para la investigación. "Vamos a entrar en la querella con un técnico para tratar de analizar si se pueden recuperar esos datos”, dijo Gregorio Dalbón, abogado de la vicepresidenta. "Todos los que tocaron el celular tendrán consecuencias", dijo el letrado y consideró "rarísimo" que en un hecho de tanta envergadura haya sido abordado "con tan poco cuidado". Según Dalbón, si no se pudiera recuperar la información clave del teléfono, "aquellos que estuvieron en la investigación preliminar de la Justicia" deberían ser acusado por "incumplimiento del deber de funcionario público". En ese sentido añadió: "es gravísima la responsabilidad de la jueza, el fiscal y los que manipularon el celular del imputado".

Fernández de Kirchner se ha llamado a silencio, incluso después de la movilización en su favor del pasado viernes, cuando miles de personas salieron a las calles tanto en la ciudad de Buenos Aires como en las principales ciudades del interior argentino.

Prosigue la disputa

En este contexto continúa la disputa entre el Gobierno peronista y parte de la oposición de derechas. Mientras que el oficialismo la responsabiliza de atizar el fuego de la discordia, esta sostiene que el Ejecutivo busca capitalizar políticamente el atentado para embestir contra medios de prensa críticos.

El impacto que ha provocado la tentativa de magnicidio no ha acallado por completo algunas voces altisonantes. "Yo estoy no contento, contento es una palabra importante; estoy conforme con el hecho de que no te hayan matado porque los cavernícolas que te siguen te hubieran erigido como mártir", dijo a través de las redes sociales el sacerdote de la provincia de Santa Fe, Juan Pablo Esquivel, y habló de un "simulacro de atentado".

"Y tú no eres una mártir, eres una corrupta que está siendo juzgada. Un fiscal al que no llegaste a matar, gracias a Dios, te ha condenado o estás recorriendo ese camino”, señaló en alusión al pedido de 12 años de prisión e inhabilitación perpetua que ha formulado el fiscal Diego Luciani en una causa que el kirchnerismo considera carente de pruebas y que tiene el único propósito de proscribir a la vicepresidenta de cara a las elecciones de 2023.