A lo largo de este año numerosos empresarios de nacionalidad rusa, principalmente del sector energético, han muerto en circunstancias poco comunes. Medios rusos han confirmado este jueves que el jefe de la junta directiva de Lukoil, Ravil Maganov, murió tras caer de un sexto piso en el Hospital Clínico Central de Moscú. Fuentes policiales confirman que no se encontró ninguna nota de suicidio en el lugar de los hechos. Una de las teorías que barajan los diarios locales es que se suicidó por una enfermedad cardiovascular grave que padecería. Lukoil es una de las compañías energéticas más importantes de Rusia

Este fallecimiento se suma a una lista de directivos fallecidos en 2022. El primero de este año fue Leonid Shulman, que fue encontrado el 30 de enero muerto en el baño de su casa. Era el jefe de Inversiones en Transporte de Gazprom, otra de las grandes compañías gasísticas rusas. El siguiente en morir fue Alexander Tyulakov, exvicepresidente de Gazprom. El hombre, de 61 años, fue encontrado ahorcardo en el garaje de su domicilio, cerca de San Petersburgo.

En el extranjero también hubo suicidios de empresarios, es el caso del magnate ucraniano Mijáil Watford en su domicilio de Surrey, en el Reino Unido. Su cuerpo fue encontrado el 28 de febrero, aunque cuando lo encontraron llamaron a una ambulancia, ya era demasiado tarde. Se hizo rico durante las privatizaciones de empresas energéticas soviéticas de los años 90.

Vasili Meinikov sufrió una suerte distinta el 23 de marzo: el propietario de la empresa médica Medstom fue apuñalado en su domicilio en la ciudad rusa de Nizhni Novgorod. Su mujer e hijos menores de edad también fueron asesinados. La policía no ha descartado que se trate de un ajuste de cuentas.

El exvicepresidente del Gazprombank - la filial bancaria del gigante energético Gazprom- Vladislav Ayayev fue encontrado por su hija mayo el 18 de abril . En la casa también estaban los cadáveres de su mujer y de su hija de 13 años. Según la versión policial, él mismo habría disparado a su familia y después se habría quitado la vida a sí mismo. No encontraron pruebas concluyentes de que hubiera otras personas durante el asesinato y la puerta estaba cerrada por dentro.

La muerte esperó a Serguei Protosenya y a su familia en Lloret de Mar. Este multimillonario – con un patrimonio estimado en cerca de 500 millones de dólares – era uno de los máximos responsables de la empresa energética Novatek. Uno de sus hijos alertó a los Mossos d’Esquadra, que al llegar al domicilio encontraron al propio Vladislav ahorcado en el balcón, mientras que su mujer e hijas habían muerto acuchilladas. En las armas no había huellas del propio empresario, y él tampoco tenía manchas de sangre. 

El 8 de mayo Aleksánder Subbotin, exgerente general de Lukoil, falleció tras consumir veneno de sapo en un ritual chamanístico para combatir la resaca en el sótano de su casa. Y los últimos casos han sido los de Vladímir Gabrelián y Serguéi Merzliavko, que fallecieron en un accidente de coche en la región de Nenets, al norte de Rusia. Ambos eran directivos de la red social rusa Vkontakte, una de las más populares en la región, conocida como “el Facebook ruso”.