Boris Johnson anunciaba, a medio día de este jueves, en la puerta del número 10 de Downing Street, su dimisión. El primer ministro británico, cedía finalmente a las presiones recibidas durante los últimos días por parte de sus ministros y miembros de su partido.

Johnson comunicó su dimisión con un discurso en el que aseguraba que ya ha puesto en marcha el proceso para ser sustituido como líder del Partido Conservador británico y, por tanto, como primer ministro del Reino Unido.

En sus palabras de despedida, Johnson dijo sentirse "inmensamente orgulloso" por los logros de su Gobierno, como el Brexit, la crisis de la pandemia y hacer frente a la agresión rusa en Ucrania. Pero precisamente su gestión de algunas de estas cuestiones, fueron las que le llevaron al punto en el que se encuentra ahora.

El partygate

Durante la pandemia, el mundo entero se vio obligado a quedarse en casa, sin ver a familiares ni amigos debido al covid-19. Pero Boris Johnson decidió pasarse sus propias normas por alto. Mientras los británicos se alejaba de la vida, en Downing Street, donde vive y trabaja Johnson, se sucedían todo tipo de eventos, desde fiestas de Navidad, despedida o cumpleaños hasta celebraciones en el jardín para disfrutar del buen tiempo, en un escándalo bautizado como "partygate".

Cuando se descubrió el escándalo Johnson afirmó asumir "toda la responsabilidad" pero en ese momento se negó a dimitir y su legitimidad se resintió.

Las lujosas obras de su apartamento

El primer ministro aseguró haber pagado de su bolsillo la lujosa renovación del apartamento oficial que ocupa con su familia en Downing Street. Pero finalmente se descubrió que había recibido una donación, que posteriormente tuvo que devolver, de un rico simpatizante del Partido Conservador, que fue multado por la comisión electoral por no declararla.

Acusaciones de corrupción

El diputado Owen Paterson fue acusado de ejercer presión sobre el gobierno en nombre de dos empresas que le pagaban. Johnson intentó cambiar las reglas para evitar que fuera suspendido del Parlamento, ganándose una avalancha de críticas que le obligaron a dar marcha atrás.

Este, entre otros casos de amiguismo y adjudicaciones a dedo, alimentó las acusaciones de corrupción por parte de la oposición.

El escándalo de Pincher

La semana pasada Chris Pincher dimitía tras ser acusado de realizar tocamientos a dos hombres. Unas declaraciones que llevaron a Johnson a admitir que había cometido un "error" al nombrarle como subjefe del grupo parlamentario conservador, encargado de la disciplina de sus diputados.

Tras afirmar lo contrario en un principio, Downing Street reconoció el martes que el primer ministro había sido informado de acusaciones previas contra Pincher en 2019, asegurando que las había “olvidado”.

Este último escándalo fue la gota que colmó el vaso para Sunak y el ministro de Sanidad, Sajid Javid, que el martes retiraron su apoyo al primer ministro dimitiendo del gobierno y desencadenando la renuncia de una docena de miembros menores del ejecutivo.