Los seis jueces de la mayoría conservadora del Tribunal Supremo de Estados Unidos han dado este martes otro paso con el que garantizan una victoria para intereses religiosos y relajan la separación iglesia-estado en el país. Los tres jueces progresistas del Alto Tribunal han expresado su disenso y la magistrada Sonia Sotomayor ha vuelto a mostrar su “creciente preocupación” por la deriva del Alto Tribunal.

El caso nació en Maine pero puede tener implicaciones nacionales. Está basado en la demanda de dos familias contra un programa escolar en zonas rurales del estado. Según ese programa, en áreas con poca población sin escuelas públicas secundarias se permitía llegar a acuerdos con centros públicos de otros distritos cercanos para acoger a esos alumnos o que el estado usara fondos públicos para ayudar a los padres a costear matriculaciones en escuelas privadas siempre que esos centros fueran “no sectarios”. Este martes el Supremo ha dicho que esa exclusión de escuelas religiosas de las ayudas públicas es inconstitucional.

Discriminación

“Es discriminación contra la religión”, ha escrito el juez John Roberts, presidente del Supremo, que en los últimos años está haciendo de la expansión de la libertad religiosa una prioridad.

Una de las escuelas de Maine en el centro de este caso espera de sus profesores que “integren los principios bíblicos en sus enseñanzas en todas las materias” y que “propaguen la palabra del cristianismo”. La otra afirma que busca desarrollar en cada alumno “una visión del mundo y una filosofía de vida cristianas”. Las dos admiten que discriminan contra homosexuales, personas transgénero y no cristianos.

37 constituciones estatales en EEUU vetan el uso directo o indirecto de dinero de los contribuyentes en escuelas religiosas y esas provisiones ahora se pueden ver afectadas. Además, la sentencia puede animar a más colegios religiosos a buscar financiación pública como centros concertados, un estatus al que no podían acceder hasta ahora y que el movimiento conservador también intenta cambiar en los tribunales.

“Desmantelar la separación iglesia-estado”

La respuesta de los jueces progresistas no ha escatimado la crítica. El juez Stephen Breyer, en su disenso, ha recordado que la primera enmienda de la constitución estadounidense arranca con una cláusula que prohíbe al gobierno redactar leyes que establezcan una religión y luego tiene otra que veta leyes que prohiban el libre ejercicio de cualquier religión. “El Tribunal hoy prácticamente no presta atención a las palabras de la primera cláusula mientras da casi atención exclusiva a las palabras de la segunda”, ha escrito Breyer.

La más dura en el disenso ha sido Sotomayor. “Este tribunal sigue desmantelando el muro de separación entre iglesia y estado que los autores de la Constitución buscaron construir”, ha escrito. “No se deben infravalorar las consecuencias de la rápida transformación de las cláusulas religiosas que está acometiendo este tribunal”.

Sotomayor ha mostrado también “creciente preocupación” por la deriva del Tribunal, que tiene aún pendiente de dictar la sentencia más esperada de este curso legal en la que, según un borrador filtrado en mayo, se augura que la mayoría conservadora acabará con la protección constitucional que el derecho al aborto ha tenido en EEUU desde 1973. En una reciente visita a la clínica de Jackson, Misisipí, que está en el centro de ese caso, una activista denunciaba que en el movimiento conservador "no pararán hasta convertir a EEUU en una teocracia".