"Queremos unir a los demócratas de todos los orígenes y colores... para enfrentar la amenaza totalitaria", dijo Luiz Inacio Lula da Silva al lanzar formalmente su candidatura a la presidencia junto al conservador y ex rival Geraldo Alckmin, convertido ahora en compañero de fórmula. El líder del Partido de los Trabajadores (PT), quien gobernó Brasil entre 2003 y 2010, afirmó que “el grave momento que atraviesa el país, uno de los más graves de nuestra historia” obliga a “superar las posibles diferencias” para impedir la reelección de Jair Bolsonaro en los comicios del próximo mes de octubre.

Un sondeo del instituto demoscópico Ipespe sostiene que Lula tiene una intención de voto del 44%, unos 14 puntos más que el ultraderechista. Por su parte, una encuesta encargada por el banco de inversión XP pronostica una amplia victoria del ex mandatario frente a Bolsonaro en una segunda vuelta. Sin embargo, el actual presidente ha acortado diferencias y ha surgido el temor de que se llegue a los comicios en una situación de mayor paridad entre los aspirantes.

En ese contexto, Lula trata de captar al voto centrista que todavía no se ha decantado por sumarse al bloque electoral contra el capitán retirado del Ejército. De hecho Lula envió un claro mensaje al electorado evangélico que se inclinó por Bolsonaro en las elecciones del 2018. El Gobierno actual, dijo, ha sido "incapaz de derramar una sola lágrima en el rostro de los seres humanos que hurgan en la basura en busca de comida, o de los más de 660.000 brasileños asesinados por covid". Por lo tanto, "puedes llamarte cristiano, pero no tienes amor por tu prójimo".

La mano tendida del flamante candidato se ha extendido incluso a quienes conspiraron para que fuera destituida la presidenta Dilma Rousseff en 2016 o para llevarle a él mismo a juicio. "No esperen de mí rencores, penas o deseos de venganza", dijo Lula. También ha prometido darle mayor énfasis al problema de la crisis climática para ensanchar sus diferencias con el negacionismo ambiental de Bolsonaro. "El fascismo debe ser devuelto a la cloaca de la historia de la que nunca debió haber salido". Según Lula, el dilema de octubre debe ser enfrentado con decisión. "Está prohibido tener miedo a la provocación, a las noticias falsas. Ganaremos esta disputa por la democracia repartiendo sonrisas, cariño, amor, paz y creando armonía".

Unidos por el espanto

Alckmin fue gobernador del estado de San Pablo y compitió con Lula en las presidenciales de 2006. Ex miembro del Opus Dei, representa en estas circunstancias a los sectores de centro derecha y derecha que no quieren otro mandato de Bolsonaro. "Ninguna divergencia presente, ni las disputas de ayer, ni los eventuales desencuentros de hoy o de mañana, nada, absolutamente nada, me servirá de razón, excusa o pretexto para dejar de apoyar o defender, con toda mi convicción, el regreso de Lula a la presidencia", dijo Alckmin tras agradecer la confianza de llevarlo como compañero de candidatura.