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La carrera hacia el Elíseo

Le Pen, un proyecto para desmontar Europa desde Francia

La candidata ultraderechista no defiende salir de la UE pero sí quiere una Europa a la carta más debilitada | Las propuesta de la dirigente aboga por acabar con el mercado único y por romper el eje con Alemania

La candidata ultraderechista, Marine Le Pen. YVES HERMAN

Una frase se repite estos días en las calles de Francia como un mantra, acerca de la posibilidad de la victoria de la ultraderechista Marine Le Pen este domingo: “Improbable pero no imposible”. Una mínima posibilidad pero suficiente para causar sin embargo gran inquietud en Europa, porque aunque en su programa la candidata ya ha abandonado la idea de salir de UE, sí defiende “una reforma desde dentro” que desemboque en “una alianza europea de naciones” y que “progresivamente sustituirá a la UE”. Y por el camino, propone unos cambios unilaterales en inmediatos en la relación de París con sus socios que en palabras del premio Nobel de Economía francés Jean Tirole suponen un “frexit disfrazado".

Y no les lo mismo un ‘brexit’ que un ‘frexit’. La victoria de Le Pen sería un cataclismo en toda regla para la historia europea. Si los británicos nunca llegaron a acomodarse a la UE, Francia es una de las democracias fundacionales y fundamentales de la UE, además de la segunda economía da la zona euro . Antoine Vauchez, politólogo y director de investigación del Centro Nacional de la Investigacion Científica (CNRS) apunta en declaraciones a EL PERIÓDICO, diario que pertenece al mismo grupo que este medio, que tras una presidencia marcadamente europeísta como la de Emmanuel Macron, la victoria de Le Pen abriría un periodo de “inestabilidad política y económica” que “trasladaría el conflicto a las instituciones europeas” y se traduciría una “desestabilización de la UE”.

Un proyecto por definir

Denunciando una “construcción europea alejada de la realidad” y una “súper UE federalista cargada de ideología”, la “alianza de naciones” que propone Le Pen es todavía una nebulosa inconcreta, pero los pasos concretos que propone en su programa para dibujar la nueva relación de Francia apuntan claramente a la ruptura. La candidata de la “preferencia nacional” quiere reducir la contribución anual francés al presupuesto comunitario en 5.000 millones anuales, pretende que el derecho nacional francés prevalezca sobre comunitario y abandonar del Tratado de Schengen, amén de priorizar la producción nacional e imponer mayores controles a las importaciones con barreras aduaneras.

Le Pen “quiere una Europa a la carta que no es posible”, afirma Vauge, que recuerda que no se puede recortar la contribución de Francia al presupuesto francés de forma unilateral ni romper el mercado único con trabas al comercio y a la libre circulación de personas, ni suspender con el derecho comunitario. Medidas que serían “inaceptables para los otros socios europeos”, apunta el nobel Tirole en una entrevista al diario' Libération'.

Porque además, la victoria de Le Pen supondría también la ruputura del eje París-Berlín, que ha sido el motor de la construcción europea en las últimas décadas, desde la estrecha relación que tejieron François Mitterrand y Helmuth Kohl y que ha logrado sobrevivido a los cambios de color político en las dos capitales.

Si para Macron el motor franco-alemán es intocable, Le Pen lo califica de “casi ficción” por “divergencias irreconciliables” y asegura que busca el reencuentro, pero alejado del modelo Macron-Merkel, “de seguidismo ciego francés de Berlín”. Propone en su lugar una alianza más amplia con otros países “amigos” como la Hungría de Viktor Orbán y la Polonia de Tadeusz Mazowiecki, es decir el club de los países díscolos de la UE en continuo pulso con Bruselas.

La OTAN y Rusia

Pero no es solo la relación con la UE lo que quiere cambiar Le Pen. En nombre otra vez de “soberanía nacional” e invocando la herencia de De Gaulle, propugna la salida de la estructura militar integrada de la OTAN, en la que Francia ingresó bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy en el 2009, una posición que la aleja también del Reino Unido y Estados Unidos.

La relación de Le Pen con la Rusia de Vladimir Putin en plena guerra con Ucrania ha obligado a la candidata a realizar difíciles equilibrios en esta campaña, como denunciar los crímenes de guerra pero sin señalar al Ejército ruso. Y en ningún momento ha escondido que es partidaria de un “diálogo bilateral” con Moscú, una vez acaba el actual conflicto.

“No es solo la ruptura con la UE y la OTAN, es una ruptura con Occidente”, subraya Vauchez. Con su visión ultranacionalista, el mundo de Le Pen está en las antípodas de el de Macron, que llegó hace cinco años a la presidencia envuelto en la bandera europeísta y la noche electoral hizo su entrada en la Explanada del Louvre bajo los acordes del himno europeo, toda una declaración de intenciones, de quien en su primer discurso prometió “defender a Francia y a Europa”. 

La aprobación de los fondos europeos Next Generation para lidiar con las consecuncias de la pandemia es hasta ahora su mayor contribución a esta defensa, tras lograr derribar la gran resistencia de la excancillera Angela Merkel a la mutualización de la deuda. Un ejercicio solidario y comprometido que no cabe en el ideario ultranacionalista de Le Pen. 

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