Si algo ha puesto de manifiesto la invasión rusa de Ucrania es que la Unión Europea necesita dar un “salto cuántico hacia adelante” que le permita aumentar su capacidad de actuar, su resiliencia y que asegure la asistencia mutua en caso de crisis o conflicto. Unos objetivos que los Veintisiete aspiran a hacer realidad con la llamada ‘brújula estratégica’, la estrategia común de defensa adoptada este lunes por los ministros de exteriores y defensa de la UE, tras dos años de trabajo, y que será refrendada por los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en la cumbre de finales de semana. El plan incluye la realización de maniobras militares europeas regulares desde 2023 y el desarrollo de una capacidad que permita desplegar con rapidez hasta 5.000 efectivos por tierra, mar y aire.

“El entorno hostil actual requiere un salto cuántico hacia adelante” y “la brújula nos ofrece un plan de acción ambicioso para la próxima década”, ha resumido el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, sobre el documento avanzado en noviembre pasado y que guiará los pasos de los Veintisiete en este ámbito hasta 2030. “No quiero abusar de la palabra histórica pero es un punto de inflexión para la UE como proveedor de seguridad”, ha explicado sobre un acuerdo que se actualizará regularmente. “No es una respuesta a la guerra de Ucrania pero llega a tiempo y en un momento adecuado”, ha dicho Borrell tras el doble consejo.

El análisis arranca alertando del retorno de la guerra al continente europeo, de la mano de una “agresión injustificada y no provocada de Rusia contra Ucrania” que ha puesto a prueba la “capacidad europea” de promover su visión y sus intereses. El diagnóstico de los Veintisiete es claro: “vivimos en una era de competencia estratégica y amenazas a la seguridad complejas”, señalan apuntando al “aumento de los conflictos", “las agresiones militares” y las “fuentes de inestabilidad”, tanto en el entorno más próximo como fuera, así como a las crecientes amenazas híbridas y el poder blando, que convierte a vacunas, datos y normas tecnológicas en un arma. “El acceso a alta mar, al espacio exterior y a la esfera digital está cada vez más disputado. Nos enfrentamos a crecientes intentos de coerción económica y energética. Además, los conflictos y la inestabilidad se ven a menudo agravados por el efecto multiplicador de amenazas del cambio climático”, prosiguen.

Despliegue rápido

La respuesta de la UE es una agenda estratégica que aspira en primer lugar a actuar. “Tenemos que ser capaces de actuar con rapidez y firmeza cuando estalle una crisis, con los socios si es posible y solos cuando sea necesario”, señalan. Para ello, reforzarán misiones civiles y militares dotándolas de mandatos más robustos y flexibles, promoviendo un proceso de toma de decisiones rápido y más flexible y garantizando una mayor solidaridad financiera. La idea es desarrollar una capacidad de despliegue rápido, a partir de los grupos de combate creados en 2007 y jamás utilizados por falta de acuerdo, que permita desplegar hasta 5.000 efectivos “en entornos no permisivos”, para diferentes tipos de crisis así como reforzar las estructuras de mando y control.

El plan también promete dar más seguridad anticipando amenazas, potenciando las capacidades de inteligencia, y creando una caja de herramientas híbridas de la UE que reúna diferentes instrumentos para detectar y responder a todo tipo de amenazas híbridas, entre ellas la manipulación e interferencia de la información extranjera. Además, se reforzará la capacidad de ciberdefensa con el objetivo de responder a ciberataques y reforzar la situación en los ámbitos marítimo, aéreo y espacial, en particular ampliando las presencias marítimas coordinadas a otras zonas, empezando por el Indo-Pacífico, y desarrollando una estrategia espacial de la UE para la seguridad y la defensa.

Para hace realidad la nueva hoja de ruta será necesario invertir más en defensa. “Un 1,5% del PIB no es suficiente, hay que gastar más y hacerlo mejor y esto significa evitar duplicidades y lagunas”, ha explicado Borrell sobre un presupuesto actual -de 200.000 millones- que no es suficiente. “Gastamos lo mismo que China y todos juntos gastamos cuatro veces lo que hasta Rusia pero no con la misma eficacia”, ha recordado Borrell. La estrategia también deja claro que todo este trabajo se realizará de forma complementaria a la OTAN, que seguirá siendo el fundamento de la defensa colectiva de sus miembros”.