España se dispone a abrir una nueva fase en sus relaciones con México después de más de tres años de tensión diplomática por la exigencia de su presidente, Andrés Manuel López Obrador, de una petición pública de perdón por los excesos de la conquista, que se ha producido en paralelo a una campaña de descrédito de las empresas españolas. El fin de las hostilidades políticas se selló el pasado viernes, con la concesión definitiva del plácet al nuevo embajador de México en nuestro país, Quirino Ordaz, después de meses de espera.

Su secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, agradeció personalmente a su homólogo, José Manuel Albares, a través de las redes sociales, "sus buenos oficios y simpatías por México" y el ministro respondió ayer lunes a estas palabras con el anuncio de que "en los próximos meses las relaciones se van a reforzar". Fuentes diplomáticas mexicanas aseguran que "la profesionalidad y el compromiso del Ministerio de Asuntos Exteriores en el asunto del embajador ha gustado mucho en México" y que "con una intensa conversación de por medio las relaciones han mejorado".

Petición de "disculpas"

El Gobierno cierra así una etapa de mucha tirantez con el Ejecutivo de Obrador, que en marzo de 2019 llegó a exigir en una carta a Felipe VI que pidiera «disculpas» por la colonización española porque, señalaba, se realizó "mediante innumerables crímenes y atropellos". Además, solicitaba al Estado que admitiera su responsabilidad histórica por estas "ofensas". En aquel momento el Ejecutivo rechazó "con toda firmeza" esa solicitud pero México, a través del propio Ebrard, continuó insistiendo mucho tiempo e intentando que España participara en la conmemoración de los 700 años de la fundación de la capital azteca, los 500 de la conquista y el bicentenario de la independencia, que se festejaron en Ciudad de México en septiembre pasado. La pretensión de Obrador era que España aprovechara esta celebración para pedir perdón, el Gobierno intentó que este acto no se planteara como un ajuste de cuentas y al no lograrlo ningún representante asistió.

Albares, que ayer compareció en la comisión de Asuntos Iberoamericanos del Senado, destacó las palabras del canciller mexicano y también otras del propio López Obrador, de mediados de enero, en las que daba por hecho que su propuesta de nuevo embajador sería aceptada y las relaciones con nuestro país estaban "bien". El ministro se refirió a México como "un socio estratégico para España al que nos une una rica agenda de intereses compartidos y profundos lazos" y reiteró, en referencia a los dos países, que "hay interés de abrir una nueva página".

Pese a ello el asunto de la colonización continuó ayer sobrevolando y fue motivo de conflicto en la propia comisión. Albares calificó de "muy desafortunadas" las palabras de la senadora de ERC, Ana María Zurra, quien mantuvo que América no fue descubierta "sino invadida y saqueada" y "hubo un genocidio y fueron exterminados varios pueblos originarios". Zurra criticó la constante presencia de Felipe VI en el subcontinente, que atribuyó a una "mentalidad colonialista".

El papel del Rey

Albares replicó que "la colonización es algo muy complejo" y dijo que España apoya el "papel" de los pueblos indígenas en las sociedades latinoamericanas. "No juzguemos con ojos de hoy lo que sucedió hace 500 años. Dejemos la historia para los historiadores y no la politicemos", añadió, que es la posición que España ha defendido durante este tiempo.

El ministro destacó también el papel del Rey en América Latina y su interlocución con múltiples actores. De hecho invitó a la senadora a ver el video de su entrada en el estadio donde la semana pasado se celebró la toma de posesión de la nueva presidenta de Honduras, Xiomara Castro. Tras ella, señaló, Felipe VI fue "la persona más aplaudida".

Un día antes de este acto el Rey estuvo de visita en Puerto Rico donde, frente a las críticas a la colonización no sólo en México sino en todo el continente, elogió el "modelo de presencia de España en América", un modelo, según precisó, en el que "los nuevos territorios se incorporaban a la Corona en situación de igualdad con los demás reinos". Desde el Ministerio se enmarcan estas manifestaciones en que el motivo del viaje era la celebración de los 500 años de la fundación de San Juan por los españoles, una circunstancia que permitió al Rey recordar los lazos, el afecto y el pasado común con este país.

Frente a algunos discursos antiespañoles en América Latina, éste es el mensaje que intenta lanzar el Ejecutivo y el monarca, en su papel de principal embajador de España: defensa de la colonización por lo que ha supuesto de historia común. En la última cumbre iberoamericana celebrada el pasado abril en Andorra, Felipe VI aludió al Bicentenario de la Independencia de México y de Perú "como hechos históricos constituyentes de nuestras naciones hermanas de América, pero también parte integral y muy relevante de la Historia de España». «Grandes acontecimientos», indicó, «de una Historia común y compartida que nos llenan de orgullo y que perfilan nuestra actual identidad iberoamericana». El mensaje de Pedro Sánchez fue muy similar.

Para el PP, en cambio, según sostuvo su portavoz, Jesús Robles, en la comisión, nos encontramos antes una "crisis reputacional" de España en América Latina, a la que el Ejecutivo no da una respuesta sino que ha optado por una "política del avestruz".