Brasil se ha estremecido con la fuerza de un terremoto emocional. La joven cantante Marília Mendonça ha muerto este viernes en un accidente de avión en el interior del estado de Minas Gerais. La autora de "Bem pior que eu" perdió la vida a los 26 años. Era la madre de un hijo de 20 meses. El impacto de su deceso ha sido arrasador. Mendonça era una de las figuras más importantes que había emergido en el horizonte musical brasileño en los últimos años. Su estrella brilló en el sertanejo, un género muy popular en el centro y el sur del país, apoyado en el acordeón, la percusión y la guitarra y muchos más cultores que el samba y la bossa nova.

El siniestro provocó también el fallecimiento de las otras personas que viajaban en el pequeño aerotaxi, entre ellos su productor Henrique Ribeiro, su tío y asesor Abicieli Silveira Dias Filho y los pilotos. Todavía no se conocen las causas del accidente, pero la Policía de Minas Gerais ha enviado un equipo forense y de investigadores a la zona. La inesperada noticia puso entre paréntesis las querellas políticas.

La última publicación de Mendonça en Instagram, donde tenía más de 36 millones de seguidores, fue un video en el que comentaba su visita a Minas Gerais. Su nombre, se recordó, se une a otros que murieron tratando de ir en busca de su público desde el aire: Ritchie Valens, Buddy Holly, Glenn Miller, Otis Redding, John Denver, Stevie Ray Vaughan y, también, un latinoamericano de fuste, Carlos Gardel, quien perdió la vida cuando se incendió el avión que debía aterrizar en Medellín, en 1935.

Inmensa popularidad

La popularidad de Marília era de tal envergadura que Caetano Veloso la citó en dos ocasiones en su álbum más reciente, Meu coco. "Maravilla Mendonça", la llamó en su canción "Sem Samba Não Dá". Veloso no pudo ocultar su conmoción: "Estoy llorando, no lo puedo creer". Gal Costa y Daniela Mercury, dos grandes figuras de generaciones precedentes, se expresaron en el mismo tono. "Estoy arrasada. Era una persona joven y cariñosa, brillante como compositora", dijo la primera.

El universo político, atravesado por querellas y denuncias de todo tipo, también quedó paralizado. "Nuestros sentimientos para la familia y millones de fanáticos de la música, carisma e irreverencia de la cantante Marília Mendonça. Que Dios dé fuerza y consuele los corazones de todos los que perdieron a un ser querido en este trágico accidente", escribió el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva en su cuenta de twitter. Hasta el actual jefe de Estado, Jair Bolsonaro, expresó su "shock" por el trágico deceso. "Su carisma y su música habían conquistado el cariño de todos", reconoció el ultraderechista.

"Me niego a creerlo, me niego”, tuiteó, por su parte, Neymar. En un país que hace del cuidado del cuerpo y la industria de las cirugías estéticas un verdadero culto, ella rompió con los parámetros de la industria de la moda y la idea de una silueta ideal. Era lo contrario a una diva, a pesar de su fulgurante ascenso. Se la reconocía de inmediato al escucharla: su voz era tan grave como penetrante. Era dueña de una simpatía contagiosa. Había iniciado su carrera hacía siete años. En 2019 obtuvo un Grammy Latino con su disco Em Todos Os Cantos y se preparaba para competir en la edición de este año en varias categorías del certamen de la industria musical más importante de la región.

Mendonça era un verdadero fenómeno cultural y social, entre otras razones por haberse impuesto en un mundo artístico esencialmente masculino. No le faltó cierto toque feminista a sus letras. "Las mujeres se animaron a hablar sobre los problemas que realmente están experimentando", dijo hace poco. De hecho, alrededor suyo se creó un subgénero: el feminejo. "Es cierto que las mujeres ya se destacaron en esa música. Pero eran excepciones en un universo dominado por los hombres: las letras, casi todas escritas en primera persona, apenas eran poesías, ya veces parecían demasiado largas para encajar en las melodías. Marília logró traducir en palabras no solo lo que estaba viviendo, sino también lo que sintieron millones de brasileños", señaló al respecto Folha. Un país la llora: el mito Mendonça nació mucho antes de lo previsto, con la aureola de la desgracia.