El juicio más trascendental de las últimas décadas en Estados Unidos ha quedado hoy visto para sentencia. Después de tres semanas de vistas y testimonios de un alto voltaje emocional, apoyados por los vídeos escalofriantes que documentaron la muerte del afroamericano George Floyd hace casi un año en Mineápolis, las partes han presentado este lunes los argumentos finales que determinarán la suerte del policía blanco Derek Chauvin. El veredicto está manos de un jurado compuesto por 12 personas, que se retirarán al final de la jornada a deliberar sobre los tres cargos de asesinato y homicidio imprudente que se imputan Chauvin, el hombre que durante nueve minutos y 29 segundos asfixió a Floyd hincándole la rodilla en el cuello, el preludio de las mayores protestas y disturbios raciales en mucho tiempo. 

Por flagrantes que puedan parecer las pruebas, los abusos policiales en EE UU raramente acaban en castigo. En toda la historia de Minnesota, el estado donde se celebra el juicio, solo un policía ha sido condenado por asesinato. A escala nacional, no es muy diferente. Según un estudio de la Universidad Estatal de Bowling Green, de los 104 agentes no federales arrestados por asesinato u homicidio involuntario entre 2015 y 2019, solo cuatro fueron condenados por el primer cargo y 18 por el segundo.

Esta vez la perspectiva de que Chauvin pueda ser exonerado ha puesto al país el vilo. La tensión es extrema, particularmente en Minneapolis, una ciudad completamente tomada por 4.000 militares y policías. Los encontronazos con las fuerzas del orden se suceden allí desde la semana pasada, después de que la policía matara al veinteañero negro Daunte Wright en un control de tráfico. Poco después emergió el vídeo de otro incidente similar en Chicago, en que un policía mató a balazos a Adam Toledo, un chico hispano de 13 años después de que tirara el arma tras una persecución a pie. 

"Lo que vieron es lo que pasó"

En el juicio por la muerte de Floyd, convertido en un emblema de la brutalidad policial hacia los afroamericanos, la fiscalía parece tenerlo todo de su parte. No solo contó con los testimonios de varios forenses que avalaron la muerte por asfixia causada por la rodilla de Chauvin, sino por la propia jefatura de la policía de Minneapolis, que declaró que el agente había vulnerado todos los protocolos respecto al uso de la fuerza. “Les pido que usen el sentido común, que crean lo que vieron sus ojos porque lo que vieron es exactamente lo que pasó”, ha dicho abogado de la fiscalía, Steve Schleicher, refiriéndose a los vídeos del arresto. 

Schleicher describió las acciones de Chauvin como “extremadamente desproporcionadas” y describió como una “tontería” las teorías esgrimidas por la defensa, que achaca la muerte de Floyd a sus problemas cardiacos, una posible sobredosis de drogas o hasta la inhalación del monóxido de carbono que salía del tubo de escape del coche patrulla. “Lo que lo mató fue la fuerza inadmisible utilizada para aplastarle contra el suelo”, añadió el abogado de la acusación.  

La defensa, en cambio, argumentó que el video de la rodilla en el cuello no cuenta toda la historia de lo sucedido aquel 25 de mayo del 2020. El abogado Eric Nelson afirmó que Floyd se resistió al arrestó y mostró “signos de agresión”, lo que llevó a  Chauvin a comportarse como habría hecho cualquier otro “agente razonable”, echando mano de los recursos aprendido durante sus 19 años en la policía.