El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, anunció este lunes el comienzo de los trabajos de la comisión que preparará las enmiendas a la Constitución de 1994 con las que quiere aplacar las protestas antigubernamentales de la oposición que desde las elecciones fraudulentas de agosto pasado pide su renuncia. "Las actividades de la Comisión Constitucional deben ser transparentes y abiertas", señaló el líder bielorruso, en el poder desde 1994, de acuerdo con la agencia oficial BELTA.

Lukashenko, que anunció un referéndum sobre las enmiendas para enero de 2022 junto a las elecciones locales en la VI Asamblea Popular que se celebró en febrero con la presencia solo de sectores leales al régimen, pretende reducir las facultadas presidenciales, aunque Bielorrusia seguirá siendo una república presidencialista.

La Comisión Constitucional, compuesta por representantes de las esferas jurídica, económica y social, pero no de la oposición democrática, debe organizar "un amplio debate sobre las enmiendas que propone a la Ley Fundamental", sostuvo Lukashenko. "La publicidad y la transparencia de este proceso será garantizada a través de los medios de comunicación y la comunicación electrónica", señaló el presidente, cuyo régimen controla la prensa y encarcela a los periodistas independientes que informan sobre las protestas antigubernamentales. Lukashenko consideró ante altos cargos, diputados del Congreso y del Senado, representantes de gobiernos locales y de asociaciones públicas, de la ciencia, de la cultura, el deporte y de la educación, que la Constitución adoptada hace 27 años es el símbolo de una "vida libre, pacífica y estable de los bielorrusos".

Los líderes de la oposición bielorrusa han rechazado de antemano la propuesta de reforma constitucional de Lukashenko, al que acusan de ganar de manera fraudulenta las elecciones presidenciales de agosto de 2020.

Críticas de la oposición

La oposición considera el gesto del mandatario como un mero intento de aplacar las manifestaciones antigubernamentales que desde hace siete meses piden su renuncia, mientras en ningún momento piensa abandonar su cargo. Como alternativa, han creado su propia comisión constitucional, entre cuyas propuestas figura otorgar mayores prerrogativas al Parlamento e introducir un sistema electoral mixto.

El pasado noviembre, Lukashenko prometió que no retendrá el poder, pero que se lo pensaría solo después de que hubiera una nueva Ley Fundamental. En febrero delante de la Asamblea Popular, que solo se reúne cada cinco años, el mandatario enumeró las condiciones para su salida de la Presidencia bielorrusa, como la paz y la "ausencia de protestas en el país". El líder bielorruso mencionó también otro requisito, que consiste en que "ni un solo pelo debe caer de la cabeza" de sus seguidores si llegan al poder personas "de otras convicciones".