El regreso de Evo Morales a Bolivia este lunes tendrá un alto componente simbólico cuando dos días después llegue a Chimoré, la población de la que partió hace un año y que le prepara un recibimiento.

Morales retorna a Bolivia con un nuevo Gobierno de su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), y con Luis Arce juramentado como presidente del país, con la Administración de transición de Jeanine Áñez ya sin ninguna influencia en el Estado.

El ingreso a Bolivia de Morales se dio por tierra desde Argentina por poblaciones de los departamentos de Potosí, Oruro y Cochabamba, donde espera que lo acompañará una multitud de seguidores hasta llegar el miércoles al trópico cochabambino.

Y con ello sellar la relación histórica de sucesos desde su salida del país el 11 de noviembre de 2019 hasta su retorno precisamente en la misma fecha pero de 2020.

Después de un año

La noche del 11 de noviembre del año pasado, Morales se subió a un avión que el Gobierno mexicano envió a Bolivia y que lo transportó a ese país para cumplir la acogida que había solicitado, al considerar que su renuncia a la Presidencia fue producto de un golpe de Estado en medio de denuncias de fraude en los comicios que lo habían dado por ganador para un cuarto mandato consecutivo.

Aquel momento, Morales junto al que fue su vicepresidente, Álvaro García Linera, abordó la nave mexicana con visible tristeza, en medio del aliento de algunos seguidores y con la promesa de ambos de retornar al país.

Su estadía en México duró apenas un mes, ya que la posesión del kirchnerista Alberto Fernández como presidente de Argentina facilitó su llegada a ese país, para desde allí mantener un contacto político más fluido con sus colaboradores en Bolivia.

Al margen de la Presidencia

El regreso de Morales implica estar al margen de la Presidencia del país que ocupó por casi 14 años, hasta que la crisis de octubre y noviembre de hace un año atrás puso límite a su gestión y a la posibilidad de gobernar por otros cinco años más tras ganar los comicios, luego anulados.

Durante este año fuera de Bolivia, Morales no dejó de ser el referente político del MAS, al extremo de que todo el tiempo anterior a la pasada elección del 18 de octubre se desempeñó como su jefe de campaña.

Inclusive la designación de Luis Arce y David Choquehuanca como candidatos a presidente y vicepresidente de su partido, respectivamente, pasó por una reunión de la cúpula del MAS en Argentina, en la que se cree que Morales fue decisivo.

El expresidente ha mencionado que ya en Bolivia se dedicará a la formación de nuevos líderes políticos y a la piscicultura en la región cocalera que es, además, su principal bastión político.

Morales saltó a la política como sindicalista cocalero y mantuvo hasta ahora su puesto de presidente de las federaciones de productores del trópico cochabambino.

Con procesos pendientes

Morales todavía tiene que afrontar algunos procesos judiciales pendientes, como el del supuesto fraude electoral del año pasado y denuncias por estupro a raíz de supuestas relaciones amorosas con dos menores de edad.

Aunque su retorno se produce solo días después de que un juez le retirara una orden de aprehensión en un proceso por supuestos delitos como terrorismo y sedición.

Aunque el presidente electo, Luis Arce, aseguró que ejercerá un Gobierno nuevo y que no gobernará a la sombra de Morales, queda patente la influencia y del expresidente en la decisiones del MAS y de las organizaciones sociales que aglutina el partido gobernante.

Evo Morales, de 61 años, entró en política en 1997 como diputado y en 2006 se convirtió en el primer presidente indígena, de origen aimara, salido de las urnas en Bolivia, país que gobernó hasta 2019 como uno de los exponentes del conocido como socialismo del siglo XXI. EFE