A menos de 100 días para la fecha de desconexión total entre el Reino Unido y la Unión Europea, el próximo 31 de diciembre del 2020, los avances en las negociaciones del futuro acuerdo comercial entre ambos bloques siguen siendo insuficientes. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE constaron ayer la paralización durante la primera jornada de la cumbre europea de la que salió un mensaje alto y claro: "Todos queremos llegar a un acuerdo pero no a cualquier precio", recordó el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, tras la conversación a puerta cerrada y sin teléfonos móviles con el negociador jefe europeo, Michel Barnier.

La Unión Europea insistió en que está dispuesta a seguir negociando hasta el último minuto y confía en que será posible seguir avanzando en las "próximas semanas", pero también avisó de que ahora es el primer ministro británico, Boris Johnson, y el Reino Unido quienes tienen que mover ficha y hacer "los movimientos necesarios" para hacer posible un acuerdo. Es más, las conclusiones de la cumbre encargan a estados miembros, instituciones y todos los actores interesados que aceleren los preparativos y los planes de contingencia necesarios para prepararse ante cualquier resultado, incluida una situación de ruptura sin acuerdo con el Reino Unido a finales de año.

El mensaje fue recibido con mucha frialdad en Londres. "Decepcionado con las conclusiones del Consejo Europeo sobre las negociaciones Reino Unido-Unión Europea. Sorprendido de que la UE no se comprometa ya con trabajar intensamente para lograr la futura relación", lanzó el negociador británico, David Frost, en las redes sociales sobre un término eliminado en el texto aprobado por los Veintisiete. "También sorprendido por la sugerencia de que para alcanzar un acuerdo todos los futuros movimientos deben venir del Reino Unido. Es un enfoque inusual de conducir una negociación", puntualizó. Y anunció que fijará la posición británica hoy mismo, en línea con la decisión de Johnson de fijar esta cumbre como límite para conseguir un acuerdo.

Un pacto que sigue resistiéndose. Barnier explicó al término de la reunión que hay áreas, aunque no detalló cuáles, en las que sí se ha avanzado y en las que un acuerdo está al alcance de la mano. Pero también destacó las "discrepancias excesivas" en las tres grandes líneas rojas de la UE en esta negociación: la pesca y el acceso al caladero británico de la flota europea, la gobernanza y un mecanismo de resolución de disputas, así como los estándares para garantizar una competencia leal entre las empresas de ambos lados del canal de la Mancha, una vez que se produzca la salida del Reino Unido del mercado interior tras el periodo transitorio.

"Nuestra postura está clara desde el primer día. Si quieren acceder a un mercado de 450 millones de consumidores y 22 millones de empresas [de la UE], tiene que haber una competencia leal y justa", reiteró Barnier, que explicó que la UE quiere un tratado en el que figuren unos principios precisos y unas garantías de que la soberanía reglamentaria que recuperará el Reino Unido no se utilice como un instrumento de dumping en perjuicio de las empresas y los sectores europeos. "Tiene que ser posible construir un marco de transparencia y equivalencia reglamentaria para que la competencia sea libre y justa", insistió.

Otro de los focos de fricción es la pesca y el acceso al caladero británico de los 11 estados afectados por la salida británica, especialmente los ocho países -España incluida- que dependen de las cuotas concedidas en aguas británicas. "En julio ya dije que estaba dispuesto a negociar pero no he visto la misma disponibilidad de la parte británica. Somos conscientes de que habrá que hacer un esfuerzo pero debe ser razonable y el Reino Unido tiene que entenderlo", avisó Barnier sobre un elemento particularmente importante para Francia. "Nuestros pescadores no deberían ser aquellos sacrificados por el brexit", recordó el presidente francés, Emmanuel Macron.

El dirigente francés, que mantiene la "confianza plena" y avala la "unidad" de los 27 líderes europeos, anunció contactos hoy con David Frost y su disposición a viajar a Londres con su equipo desde el lunes para llegar a un acuerdo en las próximas dos o tres semanas. "He propuesto a la parte británica seguir negociando la próxima semana en Londres, con fin de semana si hace falta, y la siguiente en Bruselas", explicó Macron. "Estaremos disponibles hasta el último día", garantizó.