El espectáculo político más codiciado y temerario de América vuelve a rodar como un bólido en llamas. Donald Trump regresó el lunes a la arena, diez días después de haber dado positivo por coronavirus, con un mitin multitudinario en Florida en el que volvió a saltarse todos los protocolos de seguridad frente al Covid-19, mientras un público entregado le recibía a los gritos de "te queremos" y "cuatro años más".

El presidente de Estados Unidos no les decepcionó. Durante una hora de discurso a pulmón abierto, volvió a ser el Trump de siempre sobre el escenario, una mezcla de humorista, telepredicador, demagogo y populista flamígero para demostrar que afronta con vigor renovado las tres semanas que decidirán el futuro de su país.

Para los republicanos fue lo más parecido a un milagro tras las dos últimas semanas de lacerante penitencia que han tenido que soportar. No solo ha regresado su candidato a la campaña electoral, sino que han logrado poner en marcha en el Congreso el proceso para confirmar a Amy Coney Barrett, la jueza ultraconservadora con la que pretenden ocupar antes de las elecciones del próximo 3 de noviembre la plaza que dejó vacante en el Tribunal Supremo la fallecida heroína feminista Ruth Bader Ginsburg.

Una maniobra que les permitiría anclar a la corte suprema federal en la derecha durante la próxima generación. Las encuestas siguen dando al demócrata Joe Biden una clara ventaja para conquistar la Presidencia, pero también es cierto que hace cuatro años no pintaba mucho mejor y Trump dio la sorpresa.

"Te hace sentir bien cuando superas algo así y te dicen que eres inmune", clamó el presidente norteamericano en Florida. Lo hizo apenas horas después de que su médico anunciara que había dado negativo en "varias pruebas consecutivas" de Covid-19. Durante cuántos días, no se sabe, como tampoco se conoce la fiabilidad de los test, ya que ha sido sometido a pruebas rápidas de antígenos.

"Me siento poderoso. Besaré a los chavales, a las hermosas mujeres y a todo el mundo. Les daré un beso grande y aparatoso", añadió, bromeando, el republicano. Trump se empeñó en transmitir que está plenamente recuperado y que la economía de su país ha remontado el vuelo tras dejar atrás los confinamientos de primavera, a los que negó base científica alguna. Lo cierto, sin embargo, es que esa recuperación está todavía por llegar. Su país está oficialmente en recesión.

Durante el mitin, celebrado en el hangar de uno de los aeropuertos de la ciudad de Orlando, Trump compareció sin mascarilla. Una protección que escaseó también entre los cientos de simpatizantes que le jalearon sin mantener la más mínima distancia de seguridad, a pesar de que algunos actos del candidato a la reelección se han convertido en focos de contagio, como sucedió durante la presentación en sociedad de Barrett en la Casa Blanca.

Las autoridades sanitarias del país están preocupadas. "Está jugando con fuego", dijo horas antes del mitin el doctor Anthony Fauci. "Es el peor de los momentos para hacer algo así porque la situación en Estados Unidos es muy preocupante. Los índices de positivos están aumentando en varios estados". El coronavirus ha matado ya a más de 215.000 estadounidenses y casi ocho millones se han contagiado.

Florida, clave

Florida será clave en estas elecciones. Y Donald Trump quiso alimentar los miedos de su población hispana al presentar a Biden como un títere de la "extrema izquierda" demócrata. "Van a reemplazar el sueño americano por la pesadilla socialista", dijo antes de añadir que su rival convertirá a Estados Unidos en un país comunista al estilo de Cuba y Venezuela.

Como hace siempre, volvió a definir a los medios de comunicación como un "fraude" y se quejó de que no dieran publicidad a su nominación para el Nobel de la Paz, finalmente concedido al Programa Mundial de Alimentos de la ONU.

Las encuestas dan a Biden 3,5 puntos de ventaja en Florida, según la media de los sondeos de Real Clear Politics, en gran medida porque Trump está perdiendo a los pensionistas, que se volcaron con su campaña en 2016. El demócrata también va por delante en Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Arizona y Carolina del Norte, una intención de voto que le daría la Presidencia si las elecciones se celebraran hoy.

Biden hizo jornada en Ohio, un estado donde Trump ganó con holgura en 2016, pero que ahora podría escapársele. La campaña del candidato demócrata es radicalmente distinta a la del republicano. Solo 20 personas, todas con mascarilla y con invitación, pudieron escucharle en Cincinnati, que fue su segunda parada del día en ese estado industrial del Medio Oeste. El exvicepresidente de Obama volvió a criticar a su rival por minimizar los riesgos de la pandemia y claudicar de su gestión.