Ha pasado de ser la tercera fuerza política de Grecia en 2015 a ser considerada una "organización criminal". La justicia griega ha sentenciado que los líderes del partido ultra Amanecer Dorado deben ser condenados por estar al frente de una organización delictiva. Grecia recibió ayer con expectación el veredicto de uno de los procesos judiciales más importantes y largos de las últimas décadas: el que ha sentado en el banquillo a los dirigentes y decenas de miembros del partido neonazi por el asesinato de Pavlos Fyssas, músico y activista de izquierda. La víctima fue apuñalada de muerte la noche del 18 de septiembre de 2013, a los 34 años, frente a un café en su barrio de Keratsini, un suburbio del oeste de Atenas.

El asesino, Yorgos Roupakias, miembro de Amanecer Dorado, confesó el crimen y ha sido condenado, a la espera de que el juez concrete la pena. Pero la clave del veredicto pasaba por saber si el jurado condenaría, tal como ha sucedido, a la dirección y a los miembros del partido por el delito de pertenencia a una organización criminal.

La jueza Maria Lepenioti, presidenta del tribunal del jurado, declaró culpable al fundador y líder de Amanecer Dorado, Nikos Michaloliakos, y a otros miembros destacados de la formación. Una vez dictado el veredicto de culpabilidad, la juez debe concretar las penas, que pueden oscilar entre 5 y 15 años de prisión.

El fallo, colofón de un proceso que ha durado cinco años, provocó aplausos en la sala de la audiencia -donde estaba presente la madre de la víctima - y una explosión de júbilo entre las 15.000 personas que se congregaron ante el palacio de justicia y que, más tarde, derivó en altercados con la Policía.

En el punto álgido de la crisis económica y social de Grecia en 2012, el partido aprovechó el descrédito de la clase política y la profunda depresión para ganar votos. Por aquel entonces, grupos de hombres vestidos de negro vagaban por las calles de Atenas, golpeando a sus oponentes a patadas o con barras de hierro y cantando "Sangre, honor, Amanecer Dorado".

En el apogeo de su popularidad, en 2015, llegó a ser el tercer partido político de Grecia, con más de 370.000 votos en las elecciones. Pero desde el arresto de su líder, ha perdido gradualmente electorado y ahora reniega de la ideología nazi. En las últimas legislativas (julio de 2019), la formación no logró representación.

El primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, se congratuló: "Ganó la democracia". Y la presidenta, Katerina Sakellaropoulou, se felicitó por un fallo "histórico".