Tanto minusvaloró al coronavirus que al final acabó infectado. Así está, desde la madrugada de ese viernes, cumpliendo cuarentena tras dar positivo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La primera dama, Melania, también ha sucumbido a la infecciosidad del patógeno del que tanto se ha mofado su marido.

La primera vez que se vio al presidente estadounidense con mascarilla fue el 12 de julio, a pesar de que las autoridades sanitarias las recomendaban desde el 3 de abril para frenar los contagios en la nación más afectada por la pandemia.

Lo hizo en una visita al Centro Nacional Militar Médico Walter Reed, donde realizaba una visita cerrada a la prensa a soldados heridos y a personal médico que ha estado cuidando a pacientes de covid-19.

Consideró a partir de entonces que llevar mascarilla era un acto "patriótico", unas declaraciones que contrastaban con su escepticismo inicial y que apuntaban a un cambio de estrategia por parte del mandatario.

Sin embargo, la mascarilla azul marino, con el sello presidencial bordado en dorado en un lateral de la tela, desapareció el pasado lunes en el bochornoso espectáculo que dio durante el debate para las elecciones de noviembre que le enfrentó al demócrata Joe Biden, quien sí que se puso la mascarilla.

Esta fue la primera ocasión en la que Trump y Biden se vieron las caras desde que comenzó la campaña, lo que, sumado a la escasez de actos electorales presenciales debido a la pandemia, disparó la expectación sobre el debate.

En un mitin repleto de personas, muchas de ellas sin mascarilla y sin ninguna distancia entre ellas, Trump se burló de su rival demócrata. "Va siempre con la mascarilla puesta. Todo ese dinero en cirugía plástica para cubrirla con una mascarilla", agregó Trump.

Trump quiso insultar a su contrincante durante el debate llamándole "socialista" y Biden se defendió acusándole de "mentir". Y razones no le faltaban.

Trump admitió que desinformó a propósito sobre la gravedad del coronavirus

El presidente de Estados Unidos sabía en febrero del letal peligro que representaba el coronavirus mientras en público minimizaba la gravedad de la pandemia e incluso, cuando más de un mes después aceptó públicamente esa seriedad, reconoció haber hecho la minusvaloración de forma consciente, y querer seguir haciéndolo, según él "para no crear pánico" entre la población.

A pesar de este inquietante reconocimiento, Trump no ha dudado en autoproclamarse el héroe de la pandemia por "evitar" millones de muertes y ha culpado en reiteradas ocasiones a China por "dejar escapar la plaga".

"No lo llaméis el coronavirus; es el Chinavirus. Corona, corona suena a villa italiana o algo así. Es Chinavirus", se mofó Trump en un acto de campaña cerca de Pittsburgh (Pensilvania).

Tampoco se ha cortado Donald Trump al aludir a la situación de España. "Lo está pasando mal", espetó para contraponer el impacto de la pandemia en toda la Unión Europea a la de su país, "al que le ha ido mucho mejor", celebró ufano sin saber que el virus le acechaba hasta que esta madrugada se ha instalado en la zona más noble de la Casa Blanca.