El féretro con los restos de la jueza del Tribunal Supremo de EE UU Ruth Bader Ginsburg, icono de la lucha jurídica feminista desde la década de 1970, fue llevado ayer a la sede de la institución, donde permanecerán hasta que mañana, viernes, sean velados en el Capitolio, homenaje que nunca se había rendido a una mujer.

Ginsburg, segunda jueza en llegar al Supremo, falleció el pasado viernes a los 87 años por complicaciones del cáncer de páncreas que padecía. Su muerte ha abierto una batalla política sobre la conveniencia de reemplazarla antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. El presidente del Supremo, John Roberts, afirmó en un discurso que Ginsburg "quería ser una virtuosa de la ópera, pero se convirtió en una estrella del rock", en alusión a su pasión por el "bel canto" y a su enorme popularidad entre los jóvenes.