El proyecto de ley de Boris Johnson para dejar sin efecto las cláusulas del acuerdo del "Brexit" relativas a Irlanda del Norte preocupa en EE UU tanto como en Europa. Mick Mulvaney, enviado del presidente Trump para el Ulster, conminó ayer al Gobierno británico a no propiciar la resurrección de una "frontera dura por accidente" entre las dos Irlandas.

Mulvaney resaltó ante el Ejecutivo de Johnson que la Casa Blanca, el departamento de Estado y el Congreso de EE UU están "alineados en su deseo de preservar el Acuerdo (de paz) de Viernes Santo y en mantener la ausencia de frontera" intrairlandesa.

El jueves, el candidato presidencial demócrata, Joe Biden, advirtió a Johnson de que, si él gana las elecciones de noviembre, puede irse olvidando de un acuerdo de libre comercio con EE UU si no respeta el texto íntegro del "Brexit".

Entre tanto, un informe de la Cámara de los Comunes británica publicado ayer concluye que la política de inmigración del gabinete Johnson está basada en "anécdotas y prejuicios", en lugar de sustentarse en datos. El informe, redactado por una comisión multipartidista, expresa el temor a que, ante la ausencia de datos gubernamentales, las cifras "exageradas" que blanden ciertos grupos aviven la xenofobia.