El primer ministro británico, Boris Johnson, amenaza a la UE con revocar algunos de los compromisos jurídicos y políticos internacionales adquiridos por el Reino Unido en el acuerdo del "Brexit". Londres prepara una nueva legislación para invalidar partes del Acuerdo de Retirada, según adelantó ayer el "Financial Times".

Los portavoces de Johnson confirmaron los planes, pero aseguraron que se trata de medidas "limitadas" para "clarificar" el Acuerdo firmado en enero por el propio primer ministro. El aviso de Johnson se produce a pocas horas de que se reanuden hoy las negociaciones sobre la futura relación comercial.

La Ley de Mercado Interno, que será presentada en el Parlamento británico mañana, miércoles, pretende eliminar un punto vital del Acuerdo, referente a medidas aduaneras y subsidios estatales, incluido para evitar el retorno a una frontera formal con la República de Irlanda.

El Reino Unido se liberaría de la obligación de establecer un control de mercancías entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte, o de rendir cuentas a la UE sobre subsidios a negocios en la región. Según Downing Street es un plan en la reserva, en caso de que fracasen las negociaciones.

Johnson ha lanzado una granada cuando las ya tensas discusiones entre Londres y Bruselas entran en una fase decisiva. "Concluyamos un acuerdo con nuestros amigos europeos antes del Consejo Europeo del 15 de octubre. Si no es así, no veo la posibilidad de que haya un acuerdo de libre comercio entre nosotros y ambos deberemos aceptarlo y pasar a otra cosa", afirmó el primer ministro.

Johnson repite que quiere un acuerdo con la UE similar al de Canadá, lo que implicaría atenerse a los protocolos establecidos por la Organización de Libre Comercio. Sobre el terreno esto supondría la imposición de aranceles en las exportaciones y controles aduaneros. A pesar de ello, el líder conservador sostiene que una ruptura sin acuerdo "sería un buen resultado para el Reino Unido". El primer ministro puede haber decidido ya que esa será la resolución final de las negociaciones, que es la que el ala dura del Partido conservador desea.

El protocolo sobre la frontera en Irlanda del Norte fue uno de los más complejos y difíciles de alcanzar durante la negociación del "Brexit". Todas las partes coincidían en que no se podía poner en peligro el Acuerdo de Viernes Santo -que puso punto final a un conflicto armado de más de tres décadas- volviendo a una estructura fronteriza formal entre las dos partes de la isla.

Inaceptable

El intento de esquivar el protocolo es inaceptable para Bruselas, que exige el cumplimiento de lo firmado como requisito inapelable para que las conversaciones actuales tengan posibilidad de prosperar. "No habrá acuerdo con el Reino Unido en detrimento de la Unión Europea y del mercado único. Este mercado único es un ecosistema completo de derechos sociales, medioambientales e industriales con una jurisdicción, supervisión y regulación común. No vamos a sacrificar el futuro por el presente", advirtió ayer el negociador jefe de la UE para el "Brexit", Michel Barnier, tras manifestar su preocupación por el cambio de discurso de Londres.

"Todas las mercancías que lleguen de Gran Bretaña a Irlanda del Norte entrarán en Francia y en el mercado único (?). Es una precondición para la confianza entre nosotros. Todo lo que se ha firmado en el pasado tiene que ser respetado", zanjó el político francés. "Los británicos quieren lo mejor de los dos mundos: exportar sus productos a un mercado europeo de 450 millones de consumidores bajo sus condiciones, y nosotros queremos que esas condiciones sean justas".

"Confío en que el Gobierno británico implemente el acuerdo de retirada. Es una obligación amparada en la ley internacional y un requisito para cualquier asociación futura", dijo, por su lado, la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen.