Mientras los republicanos celebran en Charlotte (Carolina del Norte) la convención semipresencial en la que entronizan a Donald Trump como candidato a la reelección, las protestas antirracistas arrecian en el estado de Wisconsin, donde el martes fue proclamado el estado de emergencia.

Dos personas murieron por arma de fuego y una tercera fue herida ayer de madrugada (hora española) en la localidad de Kenosha, durante la tercera noche consecutiva de disturbios desde que el domingo la policía local disparó siete tiros por la espalda al afroamericano Jacob Blake, de 29 añoso. Blake permanece en grave estado y probablemente quede paralítico.

Según vídeos difundidos por las redes sociales, las víctimas fueron causadas por hombres armados que dispararon a una manifestación alegando la necesidad de defender propiedades privadas. Vehículos, bares y tiendas han sido arrasados por el fuego cada noche de protesta.

Los reiterados incidentes en los cuales afroamericanos desarmados mueren a manos de la Policía han dado un nuevo ímpetu al movimiento "Black lives matter" (Las vidas negras importan), que en este año electoral se ha combinado con el malestar por la pandemia y con la crisis económica derivada de ella hasta conformar el triángulo de descontento que marcará los comicios.

En ese ambiente de alta tensión, la intervención de la primera dama, Melania Trump, en la convención aportó dosis de calma a un discurso republicano marcado por una agresividad contra los demócratas que es la respuesta al "todos contra Trump" enarbolado la pasada semana por los demócratas en su convención.

Melania Trump, cuyo discurso cerró la segunda jornada de la convención, lamentó el dolor causado por la pandemia en el país (casi 180.000 muertos y 5,8 millones de infectados), rompiendo con la tendencia de una convención que hasta ese momento se había desarrollado a espaldas de la enfermedad. También tuvo palabras para la agitación racial contra las violencias policiales.

"He reflexionado sobre la agitación racial en nuestro país. Es una realidad dura. No estamos orgullosos de partes de nuestra historia", dijo la primera dama, en un discurso que en parte contradijo la línea oficial republicana. Mientras, llueven las críticas a su marido por la reiterada utilización de la Casa Blanca como plató de actos telemáticos de campaña.